tuyo

4.6K 119 4
                                    

Se veía tan hermosa luego del sexo que resultaba insólito escucharla decir que se iba a arreglar, sus labios hinchados, sus ojos enrojecidos, tan despeinada y serena que sería la envidia de cualquier modelo, no notaba que me quedaba embelesado viéndola, intentaba mantener la conversación pero solo podía asombrarme de ser el causante de tanta belleza.

El deseo pudo más, cuando se estaba recogiendo el cabello me acerqué para impedirlo y besarla, su cuerpo aún estaba sensible, una caricia bastó para estremecerla, con mis dedos recorrí su cuerpo por encima de la ropa, se quedó quieta observándome, no soy cariñoso ni delicado, pero el tenerla luego de creerlo imposible era algo que no podía desaprovechar, definitivamente yo era suyo, mis besos se regaron por cada rincón indefenso, al acercar mi mano su centro se contrajo, la sentía caliente sin necesidad de meter los dedos, susurró un "se nos hace tarde" que sonaba a una invitación para que no me detuviese, para que fuese más rápido.

Es curioso como el placer hace que cualquier cosa pase a segundo plano, en ese momento nada me importaba más que volver a tenerla debajo de mi, está vez con calma, creando la cartografía de su anatomía, nuestro encuentro había sido salvaje, demasiadas ganas contenidas como para ser delicados, pero esta vez sería distinto.

Lamí su cuello y suavemente mordí su oreja, instintivamente me apretó el pene, agradecido siguió hinchándose con cada movimiento de su mano mientras yo desabrochaba el sostén sin quitarle la camisa, sus pezones se marcaban, tuve que contenerme para no tomarla como un salvaje contra la pared.

Le permití desnudarme, me miraba expectante esperando que yo hiciera lo mismo, pero cuando vio que no era así y comenzó a desnudarse la detuve metiendo la mano en su pantalón, su cueva tan profunda y húmeda como me encanta, recibió mis dedos como un submarino dispuesto a descubrir nuevos territorios, se movía con ganas, nos estábamos cogiendo con los dedos, mi mano libre se turnaba entre sus senos y sus nalgas. Cerré sus piernas y metí mi miembro expuesto entre ella, el roce del pantalón me nublaba la vista, gemíamos, nuestros cuerpos exigían más, si seguía a ese ritmo acabaría rápidamente, noté que ella ya no tenía su camisa cuando sentí sus pezones en mi cuerpo, estaba acabado.

La acosté en el sillón y con todo el tiempo que necesitaba para volver a tener el control le quité el pantalón, subí con mi lengua por sus piernas, con los dedos hacía figuras en su vientre, su humedad recorría el camino de mi lengua, eso no ayudaba a que mi estaca se relajase, todo lo contrario, estaba tan duro que comenzaba a doler.

Me deleite con sus pliegues, intencionalmente la rozaba con la barba, ella se movía como gata en celo, me agarraba el cabello y me invitaba a ir más allá, rápidamente le apreté un seno al tiempo que le mordía el clítoris, su gemido casi me hace acabar, mi lengua fue el sustituto de mi espada, se aferraba a mi cabeza y apretaba las piernas, su sabor era adictivo, mis dedos masturban el botón que activaría la bomba nuclear, sus caderas cobraron vida propia, intentaba mirarme pero tenía los ojos volteados, la alcé para nalguearla y acelere los movimientos, le apreté el vientre y entonces suplicó que la hiciera mi, lo hice, pero con 4 dedos, gritó y sus dedos se pusieron blancos de la fuerza con la que se agarró al cojín, le chupaba el cuello y cuando la ahorque, sentí como mi mano se mojaba, bajé a disfrutar el premio, con la boca llena de ella nos fundimos en un beso.

Temblaba entre mis brazos, mi pene buscaba su tesoro, lo agarré por el tronco y se lo puse en el ombligo, quería penetrarla por lugares imposibles, que no hubiese un lugar donde no hubiese plantado bandera, estando acostada ratificaba que si el cielo no era fornicar todo el día con ella entonces no quería ir, el roce de sus pezones en mi cabeza dominante me hizo juntar sus senos y hacerme una paja, su boca me atrapó, succionaba con desespero mientras le apretaba sus poderosos senos, me tenía preso.

Hundí mi erección en esa boquita diseñada para mi perdición, ella apretó mis nalgas y dejó que yo llevase el ritmo, el maquillaje se le corría, las lágrimas no tardaron en aparecer, ya no podía pensar en nada que no fuese volver a sentirme su esclavo.

La puse de espalda y besé sus tatuajes, junte sus piernas y las crucé, entonces suavemente entré, ese era el lugar donde quería vivir por siempre, me quedé quieto, disfrutado de la comodidad de ahora mi hogar , pero ella siempre ha sido inquieta, a pesar de lo menuda que era se movía como una fiera, me estaba cogiendo.

Una nalgada fue la señal para que se pusiera en 4, tenerla así me descontroló, la agarré por el cabello y comencé a entrar y salir de ella como si quisiera atravesar un muro, en ningún momento me pidió calma, ella era el fuego en el que cualquier hombre sería feliz ardiendo. Su cuerpo cedió ante el orgasmo que me apretó, sin salir de ella la voltee, subí sus piernas hasta tenerlas en mi cara, la penetración era profunda, no había lugar que no se sintiera estimulado, me chupó los dedos y me rasguñaba la espalda, nuestros gemidos eran ensordecedores.

Nos separábamos un poco para ver así donde nos juntábamos, ver como mi fiel amigo se perdía en ella era algo increíble, sonreíamos y volvíamos a la carga, con sus piernas me hizo una llave, mi pene latía, estaba hinchado y a punto de explotar, el sonido de mis bolas era cada vez más fuerte, esa pequeña me tenía dominado, se movía en círculos, sabía que estaba a nada de hacer erupción.

Otro orgasmo le iluminó el rostro, parecía sacada de una fantasía, casi logro salir de su interior a tiempo, pero ella enganchó sus piernas en mi cintura dándome la señal de que quería que lo haga dentro, acabé de manera desordenada, es hermosa, solo quiero besarla y que tome ese beso como un agradecimiento por tanto placer, salí de ella y la abrace, sonríe y me limpia el pene con la boca, la muy condenada no puede ser más perfecta.

- Ahora me va a tocar bañarme, es imposible que salga así, mucho menos que llegue a tiempo para comer.

- Si nos bañamos juntos no lo lograremos, ve que de tu comida me encargo yo.

- Pero...

- Pero nada pequeña, tu lugar es aquí.

Niega con la cabeza mientras sonríe y se aleja, estoy tan satisfecho como perdido, como diría la canción, me encantaría que su corazón viniera con subtítulos, porque yo ya no quiero unas horas, las quiero todas; la pongo con la intención que la escuche, sé que vuelve a sonreír de una manera que espero poder descifrar algún día.

afuera llueve y yo tengo una nueva excusa para retenerla, al menos por un rato, no obstante lo tengo claro, soy y seré por siempre de ella.


este one shot fue creado por: AlannaCaccia

no olviden votar y comentar

One Shot Stephen JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora