II

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Kara primero voló al departamento de Lena, fallando en el intento de encontrarla. Las luces del departamento estaban apagadas y, haciendo uso de su visión, pudo constatar que la CEO no se encontraba allí.

La rubia se golpeó mentalmente. ¿Dónde iba a estar Lena? en L-Corp; Ese era su refugio, su lugar. 

Kara abandonó el departamento y comenzó a volar en dirección a la empresa. Para su suerte era de noche -22:15hs- y la gente estaba celebrando las fiestas en sus hogares, de lo contrario Kara se vería en un pequeño problema: La kryptoniana estaba volando como Kara Danvers. De todas formas, por precaución,  la rubia voló algo alto.

Llegó a L-Corp y, ahora sí, se encontró con la figura de la CEO.

Lena se encontraba en su despacho, más precisamente en su sofá. Sostenía un vaso de whisky mientras delante de ella, en la mesa ratona, descansaba la botella de la bebida -que se encontraba por la mitad- y un paquete de regalo envuelto en rojo y azul.

Kara tuvo la curiosidad de usar su visión para ver que contenía ese paquete, pero contuvo sus ganas.

No sabiendo que hacer, Kara se quedó mirando el rostro de Lena, mientras ésta mantenía su postura curva en dirección al paquete y bebiendo sin descanso.

Media hora pasó y las dos seguían en las mismas posiciones, sin mirarse, sin hablarse.

—¿Te quedarás ahí hasta que sean las doce? —Lena preguntó, apenas moduló, sin dejar de mirar el paquete.

Kara pegó un salto en el aire, sorprendida. El silencio que reinaba en esos momentos, se había roto por la voz desgarrada de la CEO.

Irremediablemente, Kara tuvo que acercarse. La rubia se mantuvo levitando sobre el balcón de L-Corp, en ese preciso instante, Kara se dio cuenta que las ventanas del balcón estaban abiertas. ¿Acaso Lena estaba esperándola? No, la kryptoniana no creía en eso.

—¿Qué? ¿Cómo... cómo sabías? —Kara se animó a preguntar, con su voz temblando.

—¿Qué estabas ahí? —Lena dijo a la vez que abandonaba su vista del paquete y clavaba su mirada en la rubia. Ésta última pudo notar los ojos rojos en la CEO—. Tu presencia es fácil de notar, Kara.

—Entiendo. —Contestó Kara, sin saber qué decir.

Todo lo que había planeado decirle a Lena, se esfumó en el momento en el que la CEO la miró.

—¿Qué haces aquí, Kara? ¿No deberías estar con tu familia? ¿O acaso vienes a arrestarme? —Lena dijo, hablando seria.

La CEO esperó pacientemente una respuesta por parte de Kara mientras se servía un poco más de whisky.

—Yo... —Lena se bebió el whisky de un trago, cerrando sus ojos por un momento, para luego servirse más—. D- deberías dejar de tomar, puede hacerte mal. —Kara se animó a decir, provocando una risa sarcástica en la otra mujer.

—¿Ahora me cuidas? ¿Ahora quieres que pretenda que te importo?

—Tu me importas, Lena. Muchísimo. —Kara contestó, adentrándose en el despacho de la CEO—. ¿Acaso crees que no me importas? ¿Después de todo?

—¡Justamente! ¡Después de todo! —Lena bufó—. ¿Quieres que te recuerde nuestra última conversación? ¿Cuando apareciste frente a mí como un holograma? ¡Usaste eso para saber donde estaba y así poder detenerme!

—¡No! —Kara gritó, gritó con rabia, con furia, con dolor—. ¡Yo no fui! ¡El DEO actuó a mis espaldas! ¡Yo solo le pedí a Alex hablar contigo! —La rubia respiró varias veces y prosiguió—. Al rato, Alex se acercó para decirme que usaron esa llamada para saber tu ubicación. Yo no sabía nada...

Regalo de Navidad - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora