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Un año después.

—¡Rao! ¡Rao! ¡Rao! —Kara dio varios saltitos en el lugar, mirando a su alrededor.

La carcajada de Lena se hizo presente en el medio del parque.

—¡Dios! ¡No puedo creer que nunca hayas venido! —Lena dijo para luego tomar la mano de su novia.

—¿Por qué lo dices? —Kara frunció el ceño.

—Cuando te regalé las entradas y pasajes para Disneyland, no sabía que podías volar. —Lena susurró—. Literalmente puedes estar aquí en un segundo y no pagar nada por ser Supergirl.

—Bueno, técnicamente no estoy pagando nada por ser la novia de Lena Luthor. —Kara bromeó, ganándose un golpe por parte de la CEO—. Igual, hablando en serio, en su momento te lo dije... Quería venir aquí con alguien especial.

—¿Y? ¿Lo lograste? —Lena preguntó, entre divertida y curiosa.

—Pues, estoy aquí contigo, mi novia... Así que sí, podría afirmar que lo logré. —Kara se acercó a la boca de Lena y rozó apenas sus labios.

—¿Cómo pudimos tardar tanto para estar así? —Lena murmuró para luego besar a la otra mujer, profundizando el roce que Kara había iniciado.

—Mmm... digamos que hubo mucho drama en medio. —La rubia dijo, haciendo reír a la CEO—. Estamos juntas hace ocho meses, pero parece una eternidad...

—¡¿Acaso estás insinuando que estar conmigo es tedioso?! —Lena se apartó de Kara, empujándola juguetonamente.

—¡Oye! ¡Jamás dije eso! —La rubia se quejó, alzando sus brazos y haciendo un mohín. 

Lena se mordió el labio y acto seguido comenzó a correr entre las personas que paseaban por el parque.

—¡Lena! —Kara gritó entre risas—. ¡Sabes muy bien que te atraparía en dos segundos!

—¡Pero aquí no puedes! —Lena respondió el grito pero luego detuvo su andar, agotada—. Dios, necesito entrenar.

—Ya lo digo. —Bromeó Kara—. ¡Oh Rao! ¡Lena mira! —La kryptoniana dejó la "pelea" a un lado y arrastró a Lena hacia un local—. ¡Mira!

—¿Qué quieres que mire? —Preguntó la pelinegra divertida. Aquel local de golosinas tenía cientos de cosas, era difícil enfocar la mirada en solo una.

—¡Los chocolates! —Kara dijo con un poco de emoción. Bueno, un poco mucha.

—¿Los quieres? —Preguntó Lena ya adentrándose en la tienda.

—Oh, no. Solo te los mostraba. —Aclaró la rubia. Lena la miró arqueando las cejas—. Ugh, Rao, debo acostumbrarme a que todo lo que diga terminará siendo comprado por ti.

—Ya me conoces. —Lena sonrió—. Y Kara, pide todo lo que quieras, ¿Ok? 

Dicho y hecho, Kara compró todo lo que quería. La pareja terminó marchándose del lugar con una caja enorme de golosinas y chocolates.

—¿No crees que exageré? —Preguntó Kara avergonzada a la vez que sostenía la caja.

—Con tu metabolismo, no. No exageraste. —Contestó Lena entre risas—. Además, yo también compré.

—¡Sí! ¡Una caja de bombones de princesas! ¡Yo compré todo lo demás! —Kara exclamó.

—Bueno, igual. Deja de pensar en eso. —Lena pidió—. Además, aún nos quedan seis días aquí. Todavía puedes comprar más cosas.

—No me lo digas dos veces... —La rubia bromeó—. Gracias, Lena.

—¿Por? —La CEO frunció el ceño, sin entender.

—¡Por todo! Rao, me trajiste siete días a Disneyland. Y no solo eso, todo lo que me das... Y no me refiero solo a lo material. —Kara se sonrojó—. ¡Ni tampoco a eso! —Exclamó, dándose cuenta del doble sentido de la frase—. O bueno, sí ¡Pero ese no es el punto!

—¡Kara! ¡Respira! —Lena carcajeó y sin contenerse besó a su novia, logrando casi derribar la tan preciada caja de golosinas—. De nada ¿Ok?, tú me haces la mujer más feliz del mundo. Y sé que suena trillado, pero es lo que siento.

—Te quiero. —Murmuró Kara para luego besar los labios de su chica.

—Y yo a ti. —Respondió Lena—. Ahora, ¿Quieres comprar un gorro de Navidad con las orejas de Mickey Mouse? 

—¡Sí! Rao, no puedo creer que pasaremos la mismísima Navidad aquí.

—Pues créelo. —Exclamó Lena, con una sonrisa.

—¡Oh Lena! ¡Mira!

—¿Qué es, Kara? —Lena reprimió una risa, Kara realmente parecía una niña allí.

—¡Mickey! —La rubia señaló al muñeco que se encontraba sacándose fotos con algunos chicos.

—¿Quieres sacarte una foto? —Kara asintió reiterada veces.

—Bueno, ven, vamos. —Lena tomó la mano de la otra mujer y ambas se acercaron al muñeco, aún con la caja siendo sostenida por la superheroína.

.

Tras la Navidad en la que capturaron a Lex, ambas mujeres tomaron aquel café con donas que se habían prometido; Hablaron, discutieron, lloraron y se abrazaron. Pusieron en la mesa todas aquellas cosas que le habían dolido de la otra. Aquella conversación, definitivamente, fue un antes y un después para las mujeres.

Luego de aquella conversación, de a poco, comenzaron a confiar en la otra. Al principio no fue fácil, Lena aún seguía con la guardia alta y era difícil para Kara que la CEO volviera a confiar en ella. Pero, de a poco, las cosas se iban acomodando.

La terapia ayudó muchísimo. Lena, con el pasar de las sesiones, iba soltando las cosas que en un pasado le hicieron mal y, con el tiempo, fue sintiéndose aliviada.

Una noche de películas, pizzas y alcohol, la atracción pudo más. Sin hablar de sus sentimientos, sus labios actuaron por ellas. Se besaron con ganas, ganas que venían conteniendo hace meses. Tras el beso, ambas fueron invadidas por el terror; Terror de perder a la otra por sus deseos. Pero eso no pasó:

Kara dio el primer paso y se atrevió a confesarle a Lena sus sentimientos. La CEO había respondido entre lágrimas, asustando a Kara. Momentos después, Lena la besó con ansias. Esa noche comprendieron que sus sentimientos iban más allá que una simple amistad, que hace muchísimo tiempo entre ellas había amor. Un amor que comenzó a florecer día tras día.

Y ahora, las mujeres, llevaban ocho meses juntas y celebrando la Navidad en nada más y nada menos que Disneyland.

Fin.

Regalo de Navidad - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora