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Acababa de salir de una práctica con sus compañeros de Seirin, apenas abrir la puerta del gimnasio se dio cuenta de algo, estaba lloviendo. Tampoco le extrañó tanto ese hecho, últimamente la lluvia es más frecuente en su zona que en otras partes de Japón, para ser exactos, lleva una semana entera soportando ese clima.

Por unos instantes recuerda ciertos momentos algo relacionados con el clima. Mientras tanto, saca el paraguas de su mochila, lo abre y sale del gimnasio como nada. Oye a Kagami llamarlo, se gira y ve que los otros le miran con misma intensidad.

—Oye Kuroko, ¿estás bien? —Absorbido por los pensamientos, Kuroko asiente.

Ciertamente esa misma pregunta lo hizo un pelirrojo hace cerca de un año, en un día como este.

—Habíamos dicho al principio del entrenamiento que hoy iríamos al Maji Burger. Pero te hemos visto irte con algo de prisa, ¿no te va bien? —Si fuera un día cualquiera, posiblemente Kuroko hubiera dicho que no había problema alguno. Pero por una razón incluso desconocida por él, rechazó quedar con ellos a comer.

De repente tenía muchas cosas que pensar, en vez de ir a comer en un sitio de comida rápida. Podría ir a beber un batido de vainilla, ya que es lo único que consume en lugares como esos, pero a la vez, todo lo que tienen en mente le hace dudar de si querer ir o no. Quizá por eso mismo decidió irse solo a casa, con un paraguas en mano.

El camino se le hace desconocido, y eso que es el mismo cada día desde que llegó a Seirin. Después de todo, en su mente solo se reproduce una y otra vez un momento borroso pero claro al mismo tiempo. No logra ver de nuevo la cara de aquel amable Akashi, pero sí logra sentir aquellos inconfesables sentimientos durante esos pequeños segundos llenos de nostalgia.

De repente el recuerdo se le hace presente y vivo, otras sensaciones extrañas recorren todo su ser. Conoce desde hace mucho el hecho de que el tiempo pasa rápido, pero nunca se había parado en pensar el cuánto ha pasado después de ese día lluvioso con Akashi. Todavía logra imaginarse la suave respiración del pelirrojo cerca de él, sabiendo de sobras que está lejos de Tokio.

Suspira por él mismo, dejando todo eso atrás. Como si no le importara, como si de verdad hubiera olvidado esa relación, como si ya no sintiera nada por el pelirrojo.

Aunque ninguna de esas posibilidades es cierta.

Ahora mismo podría enviarle a algunas personas un mensaje, incluyendo a Akashi. Pero Kuroko no lo haría, ya que aún no ha conseguido nada de lo que se propuso al principio de todo esto. Es decir, terminar de una vez por todas las falsas victorias que tienen en mente sus antiguos compañeros de equipo. Para eso requiere trabajo y esfuerzo, y él, Kuroko Tetsuya, lo iba a lograr sí o sí.

No hay ninguna otra salida.

Le importaba demasiado esas personas como para dejarlas caer dentro de esa mentira.

Sin fijarse en el camino había llegado a casa. Antes de entrar por la puerta cierra el paraguas, agitándolo para que las gotas se dispersen, evitando también un mayor desastre dentro de su hogar por la lluvia. Apenas entrar oye a su madre decirle bienvenido de nuevo, cierra la puerta tras él. Saluda a su madre y se dirige directo a su habitación de la segunda planta, sin importar el hambre que siente tras esa jornada.

Y, tras subir las escaleras y entrar a su habitación, solo se derrumba en la cama. De fondo escucha la fuerte lluvia golpear su ventana irregularmente. En un pasado eso le hubiera tranquilizado bastante, ahora mismo solo le vienen de nuevo los buenos recuerdos, que se ven lejanos, llevándole minutos de silencio que sigue sin saber cómo sentirse.

Podría decirse que siente un vacío irreemplazable por otras personas.

Los de Seirin le ha proporcionado también seguridad y compañerismo, que es justo lo que necesita, de hecho comparten una buena relación y amistad, no lo va a negar. Pero eso no significa que sean los primeros en reconocer todo su talento y su habilidad, siempre lo será Akashi, el pelirrojo que sigue ocupando una zona de su alma.

Probablemente para siempre.

Con cierto cansancio suspira de nuevo, quizá si hubiera sido otra persona lloraría por toda la oleada de sentimientos que siente ahora mismo, pero es Kuroko Tetsuya. Las lágrimas las derramó una vez por esa persona que tanto quiere y aprecia, ahora no se dedicará a hacer algo tan insignificante como eso, más si está solo en su habitación.

Hay que hacer algo para cambiarlo, no quedarse en el mismo lugar para fallar de nuevo.

Eso ha sido siempre su objetivo tras esos miserables intentos sin resultado, por ello se ha jurado a sí mismo arreglar la situación.

No pide ni se imagina un futuro con Akashi, más bien desea que todos volvieran a amar el deporte como debería ser y como lo fue durante unos años.

Tanto porque quiere que sean felices de verdad los otros como porque quiere ver a Akashi como es él de verdad.

Y hará lo imposible para conseguirlo.

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Acabo de ver a gente votar en mi historia... ¡Qué rapidez xd!

Gracias a kirinosu aratanichan <3

Y a ustedes por leer >w<

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