VENADO AZUL

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Sonaba en la casetera people are strange de los doors, cuando llamaron a la puerta.
-¡ ya voy cabrón!- grité saltando en un pie y poniendo el calcetín en el otro. -
¡¿Me alcanzas o qué?!- Gritó desde afuera Diego, casi mi hermano. Abro la puerta y ahí esta recargado sobre la pared enrolando un cigarrillo de yerba, en el suelo una botella de agua con algún misterioso ingrediente flotando por ahí y su mochila, pequeña comparado con la que alisté; apago la musica, le doy un par de palmadas a cuco, el gato mas infiel del mundo, cierro la puerta y caminamos a donde nos esperan. A 3 cuadras en la vieja camioneta están Lola y kosh; Lola es la mujer mas hermosa del mundo, pero a cambio de su hermosura esta un poco loca y tiene unos cambios extraños de humor. Su hermano kosh que parece más su mejor amigo, no es muy de mi agrado desde la vez que le coqueteo a una novia que tuve hace años.


-¡ hey lola!, que onda kosh.- los saludé sin dejar de sonreír con lola. Subimos y pusimos en el estéreo un disco de Manu Chao, eran las 7:15 am. Cuando partimos, Lola se durmió y los tres que íbamos despiertos escuchábamos la musica, a veces cantando estrofas de las canciones que sonaban.

Llegamos siendo las 8:20, aunque desde donde dejamos la camioneta aun había que caminar un poco mas de una hora, todo estaba bien, estaba nublado pero no parecía que de verdad fuera a llover; comenzamos a caminar y los primeros treinta minutos fueron de silencio, cada quien iba en lo suyo, a veces los hermanos comentaban alguna que otra cosa entre ellos, hasta que Lola comenzó a quejarse y a hacer rabieta.
- Mejor hubiéramos ido hasta real de catorce. - dijo lola - además tenemos cuatro dias para hacer lo que queramos, ustedes son muy aburridos. - asi se la pasó la segunda media hora, hasta que llegamos ante un gran cerro que esta cortado en un casi perfecto circulo, como si le hubiera caído un meteorito hace mucho tiempo. Diego y kosh caminaron hacia la parte de arriba, Lola y yo abajo, los cuatro buscando peyotes.
- ¿Aun sales con la universitaria bonita?- preguntó lola. - ¿ por que lo preguntas, me quieres invitar a salir?¿otra vez?- sí, conteste con otra pregunta, pero ¿que tiene?- apenas me iba a contestar cuando desde la parte de arriba nos grita Kosh. - ¡suban tórtolos ya encontramos, mas tarde se siguen enamorando!- de reojo vi como Lola al escuchar eso sus mejillas se pusieron rojas y ya no terminamos la conversación. Subimos y como es costumbre (no se de quién) dejamos sin cortar el primero que encontró cada quien, los demás que fueron cortados cada quién los colocaba en una bolsa de tela que nos había dado Kosh al bajar de la camioneta. Después de un rato de recolectar y esperar a Lola a que se tomase fotografías con todo, volvimos a la parte de abajo del cerro, dentro del cráter o lo que sea ese gran agujero, armamos las casas de campaña, nos pusimos a recolectar leña, fumamos yerba y Lola continuaba con las fotos, comimos unos sandwiches y tomamos jugo de naranja. Antes de oscurecer encendimos la fogata, Kosh sacó una canasta de paja o algo asi y colocamos ahi todas las cabezas de peyote que recolectamos, comenzamos a comer pero Lola hizo algo extraño, saco un recipiente y picó dos manzanas y unos ocho hikuris, además de que les puso limón, lo se, es extraña pero así se comió su ensalada, sentada a un lado de mi, me hizo probar un poco, no estaba tan mal, además de que nunca había comido manzana con limón y menos con peyote, Diego sentado sobre una piedra comenzó a tocar una melodía en la guitarra, sería una improvisación, sonaba tan bien, tomé mi mochila por almohada y me acosté en el suelo, mirando a las estrellas, Kosh sentado en posición de flor de loto y Lola cuando terminó se acostó a un lado de mi con las manos en la nuca; la vista era mejor que hollywood, pues había mas estrellas y se veían tan cerca; nadie hablaba, mi vista se perdió entre las estrellas que cintilaban algunas en rojo, otras en azul, comencé a escuchar un zumbido que subía y bajaba el volumen, trémulo como las estrellas, comencé a exhalar frío por mi nariz, las estrellas comenzaron a cambiar de colores, se formaban copos por el frío que salia de mi boca y nariz que al tocar la piel de mis manos se convertían en burbujas, burbujas de color purpura, hasta que todo se hizo como una neblina, la distorsión de tantas burbujas ya no me dejaban ver, me levante y comencé a caminar, todo era tan espeso, tan lento, mis movimientos parecían como estar bajo el agua, habían tres grandes burbujas donde estaban mis amigos, sentía andar en círculos ya que mis amigos pasaban frente a mi varias veces, comencé a sentir frío ahora en todo el cuerpo, seguí caminando hasta que los deje de ver, caminaba con las manos hacia enfrente como cegado, hasta que sentí un árbol, me movía a mi derecha, era como una pared de madera, soplé para mover las burbujas, pero no funcionó, me sentí frustrado de tanto soplar que mi piel tomo un tono azul grisáceo, solté un grito y las burbujas se movieron un poco, volví a gritar, pero con solo abrir la boca salían palabras que jamas había escuchado, además de que mi boca no articulaba ningún sonido, era como si viniera de mis entrañas hacia la boca, pero funcionaba, la espesa neblina de burbujas purpura se iba dispersando, hasta dejarme ver un gran árbol, del tamaño de un rascacielos árabe, yo conozco ese árbol, es un mezquite pero este además de ser inmenso es color negro y sus hojas son naranja, brillante, con luz; es tan tétrico pero irradia bienestar; poso ambas manos sobre el árbol y su piel rugosa me recorre hasta cubrir mis manos hasta las muñecas, siento su pulso y mi ritmo cardíaco se empata con el de el gran árbol y sobre mis venas recorre algo como glóbulos de hielo y glóbulos de menta, de pronto empiezo a sentir como de mis hombros, espalda, piernas y brazos se desprende algo, como miles de pequeños alfileres que avanzan hacia mi pecho, hacia el corazón, para de ahí salir por las palmas de mis manos en forma de luces amarillas, como hormigas que avanzan brillando por el interior del gran árbol hasta llegar a las ramas y convertirse en pequeñas hojas color naranja, una vez sucedido eso, el árbol soltó mis manos y sin hacer ningún sonido, de algún modo me dijo que volviera a mi valle (no entendí eso), entonces sin dar ni un paso, volteo para ver a mis espaldas y cuando vuelvo la mirada, el gran árbol esta tan lejos que apenas si lo alcanzo a distinguir pero enseguida me invade un viejo miedo, ese que sentía de niño, irracional (para variar), veo a mis pies y me doy cuenta que estoy desnudo, sobre un riachuelo que apenas si llega abajo de mis rodillas, no me quiero mover, pero detrás de mi escucho un sonido fuerte, similar a una de gota de agua cuando cae sobre mas agua, volteo y ahí esta un venado azul, que me invita a seguirlo, camina unos 6 metros por delante de mi y con cada pisada va dejando un peyote azul brillante que se opaca conforme paso a un lado de ellos, el venado azul se detiene y voltea, son los ojos mas penetrantes pero alegres que he visto, mi miedo se fue, donde se había detenido el venado esta mi ropa, junto a una cubeta vieja de madera y una rama, tomo mi ropa y me visto, el venado se detiene nuevamente y me indica que siga yo solo, camino algunos pasos y la noche se convierte en día repentinamente, no amanecer sino cuando el sol se acerca a lo mas alto del cielo, volteo hacia donde se quedo el venado y en su lugar esta una persona, es un anciano con ropas de manta blanca con bordados de colores, un sombrero y una rama negra a modo de bastón, levanta su mano derecha como saludando; Sonrío. Es algo que no puedo creer pero que mi memoria respalda con lujo de detalle. Llego al campamento y ahí están esperándome, me saludan, regresamos a la camioneta, planeamos lo que haremos la próxima semana, al subir a la camioneta noto en los ojos de mis amigos una gran paz, como la que vi en los ojos de aquel venado azul.

Los Dias De Un LocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora