Era 1986 yo era un niño, estábamos jugando en la calle, como todos los días, mi mejor amigo David su pequeño hermano Diego y yo. Todos los días nos gustaba jugar a algo diferente, nunca nos aburríamos, era la edad de la alegría y diversión sin nada de preocupación; hacía una semana que había pasado el cumpleaños de David, cumplió 7, así que esos días usábamos sus juguetes nuevos aunque lo que mas nos gustaba era ir al monte a intentar atrapar lagartijas, nunca lo lográbamos pero nos gustaba ir, a veces encontrábamos botellas vacías de ron, que rompíamos para quitarle las canicas, era la manera en que nos divertíamos.
- ¿oye Rod, tu que quieres ser de grande?- me pregunto David mientras lanzábamos piedras a unos envases vacíos de vidrio que habíamos formado previamente. - ¡yo quiero ser astronauta!- le contesté, en ese entonces creíamos que los astronautas iban a mas planetas y se hacían amigos de los extraterrestres. - ¿tu David que quieres ser?- pregunté. - yo quiero ser científico o doctor para salvarle la vida a muchas personas. - me contestó sin voltear a verme, como si ya tuviera años convencido de lo que quería ser de grande. - ¡yo quiero ser un supersónico!- exclamó el pequeño Diego con sus apenas 5 años.
- ¡ niñooos a comeer! - se escuchó a lo lejos la madre de mis amigos, pero el grito también era para mi, la señora Andrea siempre me hacia comer aunque saliera satisfecho de mi casa, cocinaba tan delicioso que no podía negarme, es por eso quizá que mi infancia fui un niño gordo. Ya sentados a la mesa la señora Andrea nos hizo cerrar los ojos para agradecer por los alimentos, eso no se hacía en mi casa, aun así yo sabía lo que se hacia pues seguido andaba por ahí; la señora Andrea pidió por los niños en África, David pidió por su papá que regresara con bien, el pequeño Diego pidió que David, él y yo fuéramos los mejores amigos para siempre, yo pedí por todo el mundo. Comenzamos a comer mientras hacíamos caras graciosas para intentar hacernos reír, David aguantaba, yo aguantaba, su madre hacia como que no nos veía y el pequeño Diego soltó una carcajada que se le salió el caldo por la nariz, todos reímos, la señora Andrea nos dijo que estuviéramos quietos al tiempo que intentaba esconder su dulce sonrisa, terminábamos de lavar los platos cuando llegó el papá de los chicos, su esposa lo recibió con un abrazo y un beso, me gustaba ver esas muestras de afecto que rara vez veía en mi casa; los niños corrían a abrazar a su papá, quien sacó de su maletín una pelota azul para Dieguito, una verde para David y sacó una más, color púrpura extendió su mano dándomela, el padre de ellos casi no estaba en casa, pero sabía que yo siempre jugaba con sus hijos por eso es que a mi también me trajo una.
- Gracias señor David. - le dije y le extendí mi pequeña mano.
- Rod, mas tarde hablaremos con tus papás para ver si te dan permiso de ir con nosotros a las carreras de autos, ¿te gustaría acompañarnos?
- ¡si! - grité, al tiempo que mi pequeño corazón casi se salía de la emoción, pues justo un día antes jugábamos a ser autos de carreras, dejamos ganar a Dieguito, llegando yo en segundo lugar y David chocando graciosamente con un árbol.
Se llegó la tarde y papá me fue a dejar a casa de David y Diego, dejó unos billetes en mi bolsillo y me dijo que los gaste responsablemente, obviamente serían para golosinas y una gorra.
- Comportate hijo, nos vemos a la noche. - el no decía te amo con palabras pero siempre me besaba la frente y me daba un par de palmadas. - Si papá, ¡gracias! - y corrí hacia donde estaban mis amigos, subimos al coche y partimos hacia una tarde llena de adrenalina.Al llegar al autódromo, pudimos ver los coches estacionados, saludar a los pilotos y a las edecanes, comimos brochetas y yo quise una foto con mis dos amigos sentados los tres en el auto de carreras azul, el papá de ellos no me dejo pagar la foto, le agradecí, mas adelante unas edecanes nos regalaron gorras y vasos de plástico con dibujos de los supersónicos, Dieguito encantado; llegamos a nuestros lugares en las gradas, era el mejor lugar ya que veíamos tan cerca a los autos y había una parte de concreto donde nos sentamos los tres para ver mejor el espectáculo, nuestros dedos se asomaban por la malla de seguridad. Llevaba un rato ya de haber comenzado, no entendíamos las reglas, solo disfrutábamos de ver pasar los autos a gran velocidad, mi pelota se quedó entre el alambrado, David intentaba sacarla, en un descuido mis tapones auditivos se cayeron, me levanté para pedirle otro par a la señora Andrea, Diego se levanto tras de mi bebiendo jugo de su vaso, solo David se quedó ahí, de pronto se escucha un motor forzado, un crujir de metales y en un abrir y cerrar de ojos una llanta impacta sobre el rostro de David, el resto del automovil voló por encima de las gradas al tiempo que una lluvia de fuego por el combustible caía sobre los espectadores,todo fue caos y confusión, Diego corre hacia mi y me abraza fuerte, ambos cerramos los ojos.
Sería navidad al día siguiente, habíamos planeado ya ver a santa claus, esperábamos nos trajera lo que pedimos y divertirnos, pero ahora todo esta mal, no deseo comer, no deseo hablar, no quiero conducir un auto jamás incluso mojé la cama en la noche.
-Rod, rod, ¡roood!- halaban la manga de mi saco, era Diego que me hacía volver del letargo que comenzó cuando cerré los ojos, ahora que reacciono estamos sepultando la pequeña caja donde descansa mi mejor amigo.
- Dice mi mami que mi hermano ya no despertará, ¿te gustaría ser mi hermano mayor para que me cuides y que no me aburra? - me preguntó con la mirada de quien no sabe lo que significa la muerte . Lo abracé. - Yo te cuidaré siempre Diego. - despegó su oído de mi pecho y me dijo. - ¡ahí está adentro, lo escuché, lo escuché, es el corazón de mi hermano!, al escuchar esto la señora Andrea se levantó camino hacia otra tumba que estaba abierta y se sentó sobre una cubeta de madera, apoyando sus codos en sus rodillas y las palmas de sus manos tratando de contener la cascada de llanto y emociones que la invadían.
De ahí me tomé a pecho lo de cuidar a diego como si yo fuera su hermano mayor.
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Los Dias De Un Loco
Fantasy23 Dias De Un Loco trata sobre las diferentes maneras en las que una persona pasa por momentos de locura. Desde alguna droga, hasta alguna situación que te hace perder la razón. Paciencia.