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Martes. Para mi el peor día de la semana, digo, todos son malos para mi punto de vista, pero el martes me odiaba así como yo a él. ¿Por qué? Bueno por qué todas las cosas malas que me pasaban sucedían ese día, y hoy, no era la excepción.
Estaba en mi último año de preparatoria. Mi madre me ha obligado a ir prácticamente todos los días y no me gustaba en lo absoluto tener que levantarme tan temprano. Por lo tanto, odiaba la escuela, y a veces también a mi madre por levantarme a esa hora.
Yo no tengo la idea de ir a la universidad, así como tampoco creo que me acepten en ninguna. Para mi futuro solo espero tener un empleo que me dé lo suficiente para vivir en un pequeño departamento y ya no molestar mas a mi madre y a mi hermana mayor.
Llegó la hora del almuerzo y, como siempre, me senté en una mesa de la cafetería a comer un sandwich que me había hecho en casa, ya que mi madre odia que compre comida en la calle. Siempre comía sola, si, no tengo amigos, y la verdad no me molestaba en lo absoluto, amaba la soledad y el hecho de que nadie me notara.
Terminé el sandwich y me puse mis audífonos, amaba la música, no me importaba que generó fuera, al escucharla me relajaba y me sentía bien. Salí de la cafetería para ir a la clase siguiente que era una de mis favoritas, cómputo. Odiaba la impuntualidad, así que siempre llegaba temprano a clases.
Iba caminando cuando de pronto un chico alto me empujó y me hubiera caído si no fuera por que la pared estaba ahí
-Fíjate por donde vas - Le dije al chico, quien volteo en el instante en que le hablé.
-Lo siento - Dijo el chico apenado - ¿Estas bien?.
No tuve tiempo de contestar, ya que una chica lo jaló y le comenzó a gritar muy enojada. Yo solo me di la vuelta y continué con mi camino.
°~°
La clase terminó y observe como todos salían apresurados del aula. Aún quedaban unos minutos para que la siguiente clase comenzara, así que decidí colocarme los audífonos, a lo que yo sabía, esta era la última clase de cómputo que se da el día de hoy, así que no había ningún problema si me quedaba en el aula un momento más. Cerré los ojos y empecé a escuchar la melodía que se reproducía en mi celular.
°~°
Empecé a escuchar a una voz, se escuchaba lejos y era grave, a medida que abría los ojos la voz se escuchaba aún más cerca. Comencé a entender lo que la voz decía.
-Disculpa, solo quería despertarte para avisarte que las clases ya terminaron-.Cuando abrí los ojos completamente, me pude percatar que era el mismo chico que me había empujado horas antes en el pasillo.
Espera, ay no no no, me había quedado dormida, otra vez!!. Tengo que considerar seriamente ya no quedarme "unos minutos" después de clase.
El chico seguia viendome algo confundido. Así que le contesté.
- Gracias, p... por desperttt... arme-. Estaba muriendome de la vergüenza, siempre que me quedaba dormida, me despertaba el ruido de los estudiantes o el timbre.
-No hay de que - Contestó el, con una gran sonrisa en su rostro. Puaj, demasiada amabilidad para mis ojos.
Decidí salir de ahí. Así que me dispuse a guardar mis cosas para irme a casa.
Volteé hacia dónde estaba el chico, al parecer estaba buscando algo debajo de las mesas y en los estantes. La amabilidad no es lo mío, así que simplemente acomodé la silla y me coloqué la mochila en el hombro.
Justo cuando iba a salir, me di cuenta que mi botella de agua se cayó de mi mochila. El chico solo volteó y después siguió buscando lo que fuera que estuviese buscando.
De pronto escuché como le ponían la cerradura a la puerta del aula. No puede ser, esto no me puede estar pasando.
- No!! Oiga regrese. Estamos aquí adentro, abra por favor!- Grité con todas mis fuerzas, pero fue en vano por que el hombre simplenente siguió caminando.
Volteé a ver al chico, que se había puesto aun lado de mí, era mucho más alto que yo considerando que yo tenía puestos unos zapatos que tenían algo de plataforma.
- Hey!!! Estamos dos chicos aquí adentro, puede abrirnos por favor?! - Gritó, pero el hombre ya estaba demasiado lejos como para escucharnos.
El intentó abrir la puerta, pero claramente no funcionó.
En conclusión, ODIO los martes.
