2. UNA PRESENCIA EN LA NIEBLA

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CAPÍTULO 2.
UNA PRESENCIA EN LA NIEBLA

Después de descansar un poco, desperté lentamente, aún somnolienta, pero con algo mas de energía me asee un poco, tras un día de viaje, contemplé mi rostro en el espejo mientras me cepillaba varias guedejas de rizos, tal vez se debiera a la luz o que vomite un par  de veces en lo que iba de camino, pero ya tenía un aspecto tétrico, estaba verdaderamente demacrada, y una vez mas aviste el camafeo que colgaba de mi cuello, el obsequio de la tía abuela, ya la extrañaba.

Presurosamente, me arregle para salir a encontrarme con los chicos, me coloque un suntuoso pero sencillo vestido de seda color piel, y recogí mi cabello en una coleta alta, un toqué de maquillaje para no verme tan morticia y baje a cenar con los muchachos, los cuales estaban enfrascados en temas propios de ellos, pero sin embargo adoraba verlos así de contentos.
Las personas que pasaban por nuestra mesa se quedaban viéndonos, y murmurando acerca de nosotros, ninguno se sintió a gusto con la situación, era de verdad frustrante, no íbamos por el mismo carril. Comí bastante pero incómoda, tantos lujos y elegancia me hacían sentir tan ajena a mi, a pesar de tener tiempo en este mundo, no encajaba de ninguna manera. Los muchachos intentaron varias cosas para animarme ¡Que primos tan locos me tocaron! Me hicieron reír a carcajadas en varias ocasiones, lo cual me hizo colorarme por mucho rato, lo cual me hizo sentir a gusto entre ellos.

—¡Esa es la Candy que conocemos! –Grito Archie al verme reír como nunca.

La verdad por un momento creí que me había quedado seca. Lo que necesitaba era una dosis de risa, y esa noche reímos bastante. Era víspera de año nuevo y la pasaría con mis mejores amigos.
Decidímos entrarle a una partida de naipes, ya que tal vez esa seria la única vez que nos reuniésemos a divertirnos ya que el colegio es, elegante, serio y estricto. Esas tres palabras no van a permitir hacer un par de travesuras. Ya llevábamos tres partidas, en las cuales yo, no se con que talento les gane a los chicos, en los cuales apostamos dinero y demás, con lo que les quite podía haberme comprado un vestido nuevo si lo quisiera así.

—¡Demonios! Mi vida se esta convirtiendo en un infierno, en un purgatorio... En... En... ¡Ay, en todo lo malo que se pueda! No puedo creer que tu... Candice White Andley me hayas ganado ¿Por qué? –Gritó Archie en son de broma, pero dolido, había pisoteado su orgullo del mejor jugador de ajedrez, y yo me había coronado como la primera persona que lo vence, con los billetes hacia una especie de abanico para burlarme de él.

—Sólo que aprendí de ustedes —Deje el dinero que había ganado a un lado y barajee un nuevo mazo de cartas entre mis manos —Muy bien ¿Quién sera el próximo valiente que ose retarme?

—Yo quede sin un dólar —Se quejo Archie rascándose la cabeza y revisando uno de sus bolsillos.

—Es para que veas hermano lo malo de ser un ludópata empedernido. —Agrego Stear pelando unos cacahuetes sin dejar de sonreír.

—Creo que no hay nadie mas disponible, bueno, de nosotros tres ninguno. –Esta vez fue Anthony quien habló, y tuve una idea maliciosa.

—¿Por qué no jugamos una última ronda? ¿Tú y yo, Anthony? —El pánico cruzó por su rostro, palideció completamente. —¡Era una broma! —Me reí con disimulo, el frunció el ceño de disgusto.

—Eso no ha sido divertido, no quiero darme el lujo de perder, y menos con una chica –Todos empezamos a reír a carcajada limpia.

—¿En serio Anthony? ¿Recuerdas cuando Candy te reto a enlazar? Wow, caíste tan bajo ese día. Ella es la campeona. —Agrego Stear entre risas.

Angeles & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora