3. REAL COLEGIO SAN PABLO

1.1K 98 22
                                    

CAPITULO 3.
REAL COLEGIO SAN PABLO.

Dormía plácidamente, el calor del día no me permitía levantarme debidamente, Archie era un mentiroso de primera al decirme que este era el "barco más rápido del mundo" y que en doce horas estaríamos en Londres ¡Si, claro! Viniendo de él, lo dudo. Y la verdad, creo que íbamos al cuarto día navegando, y por el cansancio histórico que tenía, pensaba que aún estábamos en el océano, daba vueltas y vueltas en la cama, mis ojos no querían abrirse ni un poco hasta que…
—¡Buenos días estimada pasajera! Es hora de despertarse, ya que estamos llegando a Londres, ya se ve tierra, levántate, lávate los dientes y ponte radiante, porque aguardan con nosotros. –Gritaba Stear con un aparatejo que sonaba como mil demonios.
—¡Con una mierda Stear, apaga ese aparatejo en este instante! –Me levante roja de la ira en ese momento, no había podido descansar mucho y justo cuando lo ameritaba mi odiado inventor en este instante me despierta.
—¡Wow! Candy no te ves nada bien, te lo digo en serio. Y este aparatejo como tu le acabas de llamar es mi nuevo reloj despertador, levanta hasta a el mas dormilón.
—¿Lo dices o lo preguntas?
Tras Stear aparecieron unos malhumorados Archie y Tony, ambos estaban preparados para darle la golpiza del siglo a Stear, y yo me les iba a unir a ellos, pero primero estaban las necesidades de una chica.
—Oigan ¿Podrían salir de mi camarote? Soy una chica, necesito mi privacidad. –Los muchachos avergonzados salieron de mi camarote – ¡Y descuiden! Cuándo salga, cobraremos venganza.
—¡Así es Candy! Nadie se mete con nuestro preciado sueño –Asintió Archie mientras despeinaba a Stear, no pude evitar reírme de esa hazaña, era demasiado hilarante, me incorporé, la cabeza me dio vueltas durante un minuto mientras la circulación fluía hacia abajo.
—Bien... ya no queda de otra —Me dije a mi misma estirandome hasta sentir crujir algunas articulaciones, me cambie de ropa y me lave la cara presurosamente, esta vez me coloque mi viejo pero adorado vestido rojo, el cual era mi favorito y mis coletas, por supuesto no iba a olvidar mi camafeo, baje a cubierta con los muchachos, apenas era mediodía cuando entre.
Y de medio de la gente, buscaba esa mirada de hace algunas noches, pero no estaba, se había esfumado en el aire.
Los muchachos ya había dejado de pelear, me deje caer en una silla esperando tocar tierra, pero no aguante mucho rato, el largo viaje en alta mar estaba empezando a cosechar sus frutos. Devolví el desayuno mucho antes de llegar al puerto, estaba mas demacrada de lo normal.
—¡Por Dios Candy! Navegar no te hace nada bien. –Dijo Anthony al ver mi terrible aspecto y dándome palmaditas en la espalda.
—Bueno, creo que es parte del paquete estudiantil, vomitadas extremas. –Dije recogiéndome el cabello y limpiándome en la orilla de la proa, Archie dio una pequeña expresión de asco, lo que provoco que el también sintiera arcadas.
—Ya somos dos...—Dijo Anthony con el rostro verde, me dio algo de cosa verlo así, George entra en ese momento con una bandeja de té para nosotros tres, Stear estaba como si nada al igual que el, nosotros si sufrimos las consecuencias del viaje.
—¿Lo ven chicos? Aprendieron su lección del Karma –Mascullo mi primo cuatro ojos con una sonrisa de autosuficiencia.
—¡Cállate Alistear! Cuando lleguemos a San Pablo me las pagarás caro. –agrego Archie verde del malestar.
—Descuida hermano, cuando lleguemos creo que irán directo a la enfermería del Colegio.
—Pues si, nuestro nuevo hogar en los próximos años.
—Si, que bueno que decidieron venir los cuatro juntos. Así se hacen compañía y se cuidan los unos a los otros, tomaron la decisión correcta chicos, los cuatro harán cosas grandes a la sociedad –Exclamo George mientras se alejaba con el medicamento, todos nos quedamos viendo un rato, el silencio nos invadió en el trayecto hasta que tocamos tierra.
Bajamos por la plataforma que daba a tierra hasta el coche que nos esperaba para llevarnos al colegio, era unas horas más de camino que nos esperaba hasta nuestro destino, podía ver las enormes calles de la ciudad, todo tan maravilloso. Ese nuevo mundo que contemplaba era parte de mi desarrollo en esta vida,o espero que al menos sea lo que espero.
No tenía alternativa.
Los muchachos bostezaban durante el camino, el cual se alargo porque se nos había ponchado una llanta, nos tardamos una eternidad cambiándola, pero decidí matar el rato con alguna lectura, a los chicos no les agradaba mucho la idea de ponerse a leer en ese momento ya que tendrían todo un semestre para devorarse los libros, pero yo si me puse a leer, tenía una pequeña colección de libros que me había traído de Chicago, los primeros libros que leí, estos eran traídos del Hogar de Ponny, y el más gastado por el uso era uno de Jane Austen, mi favorito, "Orgullo y prejuicio", adoraba ese libro, Archie abrió la ventanilla del auto para que entrará algo de aire, se sentía tan bien esa brisa tan fresca, no quería pensar en otra cosa que no fuera el calor del sol sobre mi piel y los saltos bruscos del coche, la brisa seguía siendo suave, pero su soplo lanzaba mechones de pelo sobre mi rostro, haciéndome cosquillas, levante los pies y los coloque en las piernas de Tony para relajarme un poco.
—Estas muy cómoda ¿Verdad, Candy?
—Si, aunque no lo creas estoy muy cómoda – reí y le saque la lengua, hubo un instante donde cerré los ojos suavemente, y lo próximo de lo que fui consciente fue el sonido del coche estacionarse, me incorporé sorprendida al comprender que habíamos llegado, los muchachos al igual que yo estaban boquiabierta.
—¡Wow! Es mas grande de lo que esperaba –Musito Archie con sorpresa.
—Es... es…. –Anthony no podía decir nada.
—Es hermoso.
—Me arrancaste las palabras de la boca, Candy –articulo anonadado como el resto de nosotros.
—Chicos, bienvenidos al Real Colegio San Pablo –dijo George mientras bajaba nuestras maletas de la maletera del coche, era de verdad impresionante.
Parecía un castillo, su estructura era gótica, con la fachada grisácea y enormes ventanales, una terraza enorme y grandes jardines y rosales con grandes árboles que podían divisarse a kilómetros y un portón de rejas nos daba la bienvenida, se podía divisar una torre tras el colegio, varios estudiantes se paseaban en la plaza que estaba en la entrada, y muchos curiosos se quedaban viéndonos. Tenía suerte de que los chicos estuvieran a mi lado, porque si no hubiera arrancado a correr al ver este extraño mundo, una mujer morena de acerca a nosotros caminando presurosamente, por su forma de vestir podía asegurar que era una monja, su mirada es severa, refleja que es bastante estricta.
—Disculpe la tardanza, Madre Gray, tuvimos unos inconvenientes y…
—No es necesario que me explique, primero quiero conocer a los jóvenes –agrego la mujer, mi cuerpo se erizo al verla, por lo visto las cosas no iban a ser fáciles —¡Presentense, jóvenes! –Dijo muy fuerte, casi me da un infarto al oírla, así que los chicos y yo nos miramos y tratamos de empezar con el pie derecho.
Nos presentamos ante ella sin problemas, a veces la primera impresión es la que puede definir como nos puede ir.
—Bien, veo que los cuatro son lo bastante grandecitos como para entender que a este colegio se vienen a formar hombres y mujeres de rango ¿No es cierto?
—Si Madre Superiora, lo entendemos perfectamente, nuestra tía Abuela nos explico todo a cabalidad, queremos poner todo nuestro empeño –Exclamo Stear, ya que él es bueno en cuanto al trato con las personas y tiene gran desenvolvimiento, la mujer asintió a todo lo que el dijo.
—Señor, venga con nosotros, les enseñare sus habitaciones jóvenes. –Los cuatro seguimos a George y a la Madre Superiora, quien nos iba contando cada una de las actividades a realizar en el colegio.
La lista era de verdad enorme, misa a las ocho de la mañana, el desayuno a las nueve, tres horas de clase hasta el medio día, equitación a la una, esa última no me agradaba en ningún aspecto, decidí preguntar algo para saber si era posible.
—Disculpe Madre Superiora, una pregunta ¿Las actividades extracurriculares podrían cambiarse por otras a parte? –La mujer parecía fulminarme con la mirada –Lo digo por equitación, yo….
—Se lo que te pasa Candice, tu tía Abuela me explico, así como me hablo del resto ustedes, cada uno tiene actitudes diferentes, sentimientos completamente distintos, ninguno puede ser igual al otro, pero, todos son prácticamente intachables –La mujer volteo a mirarme —Descuida Candice, podrás elegir la clase que quieras.
Para mí, fue un alivio escuchar eso.
—Los chicos y las chicas descansan en edificios separados, las mujeres en el ala este y los hombres en el ala oeste, chicos, su habitación esta del otro lado del edificio, ustedes tres compartirán la habitación, tomen sus maletas para dirigirlos hacia allá.
Ahora si, mi vida se iba a convertir en un infierno total, ellos se iban del otro lado dependiendo de los horarios los vería en la comida y en receso, Archie se me acerco y me abrazo, tomo mi mano y parecía dejarme algo.
—Léelo cuando vayas a tu cuarto –susurro mientras me pellizcaba la mejilla.
—Descuida, te veremos en cualquier rato –Agrego Stear mientras guiñaba un ojo, algo sucio están tramando estos dos, entonces Tony se me acerca derrochando tremenda sonrisa, me abraza fuertemente.
—Cuídate pecosa, recuerda sonreír, te ves mas hermosa cuando ríes que cuando lloras. –decía mirándome con esos ojos que alguna vez me cautivaron.
—Trata de no meterte en problemas –Le dije alzando el meñique.
—Y tu no olvides sonreír –Al final entrelazamos los meñiques.
—Ustedes dos también no se metan en problemas.
—¡Candy! Se lo dices a los chicos mejor portados del planeta –Dijo Archie en son de risa.
—Si claro Archie, eso no te lo cree nadie, deberías aprovechar e ir a confesarte.
—Descuida, yo mismo los llevare a el y a Tony, sus mentes están corrompidas al borde – Tony y Archie miraron a Stear seriamente.
—Muy bien, ya se acabo la hora de las despedidas, en un rato regresamos Señorita Candy –Exclamo George con las maletas de los chicos en sus manos, los tres se despidieron con una sonrisa de complicidad, la madre superiora me dijo que la esperara sentada cerca de la oficina de ella.
Me quede con la cosa, esa sonrisita de los chicos me dejo extrañada, y mientras ellos se iban yo me quedaba esperando en el pasillo de la dirección, las personas pasaban y pasaban varias veces, yo era como una especie de centro de atracción, todos se quedaban viéndome, resople en varias ocasiones, de fastidio por supuesto, me senté en una silla del pasillo hasta que llegaran la Madre Superiora y George y me dedique a continuar con mi lectura, mi libro lo había dejado en algún lugar de mi bolso, cuando lo encontré mi torpeza hizo de las suyas, alguien no se con que habilidad atrapo el libro antes de que este tocara el suelo, se arrodilló ante mi para entregarmelo.
—Ten tu libro.
—Oh gracias ¿Terry?  —Y al verlo, mi corazón empezó a latir como loco —¡Es increíble, jamás creí que tu estarías aquí! –Dije anonadada, sabia que vendría a Londres, pero no que vendría a San Pablo.
—Pues yo tampoco lo creí, pero me alegra ver a alguien conocido aquí. –Dijo dejando ver sus blancos dientes —¿Y que te parece San Pablo?
—Bueno, supongo que podre acostumbrarme.
—Tranquila, te va a gustar.
Alguien carraspea tras Terry, este deja ver a dos personajes, ambos tenían ojos azules, azul celeste, uno era regordete de cabello rizado color negro y rostro pálido, y el otro era alto y delgado, con aspecto desaliñado, tenia cabello castaño al igual que Terry.
—¡Oh Candy! Ellos son unos compañeros, el es Nikolay Semenov.. –Agregó señalando al chico de cabello negro.
—Hola, soy Candice, es un placer –dije estrechando su mano.
—Creo que el placer es mío —Articula el entre risas, era agradable el chico, pero luego se me acerca el otro chico, me veía como si tratara de hurgar en mi alma, su mirada era penetrante. Hizo una reverencia y toma mi mano delicadamente, al contacto era caliente, muy caliente, esos raros ojos celestes me atemorizaban.
—Damián Winchester, futuro duque de Winchester –Dijo besando mi mano, me estremecí.
—¿Futuro duque? Wow, es fantástico.
—Lo se, Terrence también es futuro duque de Grandchester –Mi mirada se fijo en Terry, quien sonreía apaciblemente.
—Definitivamente, estoy rodeada de duques, al parecer la sangre azul me persigue por todos lados – dije tratando de ser graciosa.
—Y ¿de que familia provienes, Candice? –Me pregunta Nikolay.
—¡Oh! Soy una Andley, mi padre se puede decir que es William Andley.
Esa sensación se presento en mi otra vez, el miedo se apodero de mi un momento, Terry y Damián me veían extraño.
—Impresionante, una Andley en este colegio, simplemente magnifico –Dijo Damián con tono alegre.
—Bueno, en realidad no vine sola, mis primos tambien vinieron, ellos ya se están instalando en el ala oeste.
—Dejame adivinar, los tres quedaron en la misma habitación ¿verdad? –mascullo Terry, me quede sorprendida, como la habrá sabido.
—Si ¿Cómo lo supiste?.
—Todo se sabe en San Pablo querida mía –Aquél querida mía estaba de sobra, pero gracias Dios había alguien mas conocido allí. En ese instante llega la madre superiora, quien ve a los tres hombres delante de mí.
—Grandchester, Winchester, Semenov deberían estar en sus habitaciones, no pueden estar merodeando por los pasillos del colegio –articulo la mujer retando a los chicos.
—Descuide Madre Superiora, solo estábamos saludando a la nueva compañera de estudios, pero ya nos retiramos.
—Señor  Grandchester, recuerde que usted no tiene el mejor promedio en este colegio, así que mejor retírese a su habitación con sus compañeros. —Le reto la mujer a lo cual este asintió, volteo disimuladamente a verme desplegando una sonrisa.
—Bienvenida Candy. —Dijo Terry tomando mi mano para besarla, sentí como me ruborizaba de una manera impresionante
—¡Adiós Candy! –Musito Damián viéndome con esos ojos celestes, me estremecí cuando vi su mirada, en otras palabras no podía confiar en el, por instinto lo se, pero igual, no debo juzgarlo sin conocerlo.
La madre superiora me miro y me dijo que la siguiera, que me iba a dirigir a mi habitación, estuve callada durante todo el trayecto hasta la habitación, de verdad el ambiente era tan diferente a lo que conocía.
—En este colegio somos bastante estrictos con los horarios, así que apenas suene la campana los quiero a todos en misa para darle la bienvenida a los nuevos estudiantes ¿Entendido, Señorita Andley?
—Si, lo entendí –acto seguido nos quedamos delante de una puerta, George la abre dejando pasar primero a la madre superiora, luego George y finalmente yo, allí se encontraba una chica gordita de cabello castaño corto, traía puesta una diadema y usaba gafas, ella se estremeció al verme entrar.
—Candice ella es tu compañera de cuarto, Patricia O' Brian, Patricia, ella es Candice White Andley, espero que ambas puedan llevarse bien.
—Así será, Madre Superiora –asentí, pero la chica no lo tomo bien por lo visto, voltee a ver a George, el cual dejo mis maletas en el suelo para seguidamente tomarme de los hombros.
—Ya lo saber Señorita Candy, pórtese bien y a la altura de una Andley. Y hágame sentir orgulloso de trabajar para usted.
—Lo hare George, cuídate, y salúdame a Dorothy a todos allá en la mansión, y diles que ya los extraño. —El beso mi mano e hizo una reverencia, se retiro de la habitación dejándome con una total desconocida, me le acerque para estrechar su mano. —Hola... bueno, puedes decirme Candy, es un placer.
—Hola... Bien... Yo soy Patty – la chica me estrecho la mano fuertemente, le sonreí para agarrar un poco de confianza.
—¡Espero que podamos ser grandes amigas Patty!
La chica me sonrió con agrado, por un momento sentí un pequeño mareo.
—¿Estás bien? —me pregunto preocupada.
—Si, si claro, solo me maree un poco, es debido al viaje —le respondí lo mas normal posible.
—Deberías descansar un poco, los viajes en barco son pesados —dijo sonriendo, pero sin embargo, en lugar de mejorar me sentí peor —¿Qué te pasa? Estás pálida.
—Estoy bien —dije poniendo mi mano en la frente.
—Será mejor que acuestes en la cama, no tienes muy buen aspecto.
Patty me ayudo a dirigirme a la cama, me sentía muy mareada, hasta el punto donde no sentía mis piernas,  mundo empezó a moverse a mi alrededor, el sonido se apagó y de repente lo vi todo negro.

Angeles & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora