6. EDWARD

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CAPITULO 6
EDWARD.

Después de despedirme del joven de cabello rojizo me dirigí al jardín con los muchachos, estaban en sus típicas actividades, jugando pelota por ejemplo, ¡Hombres! Los salude y decidí dar una pequeña vuelta por el jardín, mi mirada se poso en la enorme colina que se podía admirar a lo lejos, era deslumbrante, se veía tanta paz, era como un sueño, pero era como si ya la hubiese visto antes, decidí matar mis ansias y comencé a caminar hacia esa dirección, sin que nadie me viese claro, había suficiente con el incidente de Kendra y Adrian para que yo fuese la próxima en la lista de los que acaben seis metros bajo tierra, no me iba a dar el lujo de pertenecer al club de los fríos tiesos sin antes disfrutar mi vida.

Seguí caminando, pero eso ya me estaba hartando, por un momento deje de ser Candice Andley para ser Candy White, corrí lo más rápido que mis piernas me daban hasta que llegue a esa colina, sabía que la había visto en otro lugar, es idéntica a la Colina de Ponny, era simplemente fantástico, me deje caer en la suave grama verde y respire profundamente, había tanta paz allí, me sentí de nuevo en casa.

—¡Sabía que este lugar me era tan familiar! Es como estar en mi hogar, con mis madres, la colina de Ponny.– Tuve la idea más loca, pero me haría sentir bien en momentos de tristeza.—Este lugar será como mi segundo hogar… la segunda Colina de Ponny.

Era demasiado bueno para ser verdad, hasta el frondoso árbol que estaba en esa colina era idéntico al Padre Árbol, voltee hacia ambos lados para cerciorarme que nadie me viese, cuando vi que todo estaba en calma subí el árbol con una agilidad impresionante, me había vuelto mas rápida en los últimos años a pesar de las reglas de la Tía Abuela "no es de damas subirse en los árboles, eso es propio en salvajes" Tal vez mi lado salvaje este mas desarrollado que mi lado delicado, pero al diablo la etiqueta, este rato no me lo iba a quitar nadie.

Al llegar a la copa del árbol pude admirar el paisaje ingles que se daba a deslumbrar, el colegio se veía pequeño ante tanta belleza natural, era belleza pura, el sol aquel día brillaba con intensidad, mi corazón se estremeció al sentir tanta calidez en ese lugar, no pude evitar estrujar el camafeo entre mis manos para calmar esas emociones.

El sonido grave de las campanas de la capilla me alerto, no era un sonido agudo como el que había estado sonando los últimos días desde los asesinatos, ese sonido significaba reunión en la capilla, creo que debo saber a causa de que.
Rápidamente baje del árbol despidiéndome de la segunda Colina de Ponny y me lance a correr de nuevo hasta el colegio, al parecer había gran algarabía, de nuevo, apareció él. Siendo iluminado por el sol, me tope con esos ojos tan azules como el océano que me miraban de una manera que me fascina.

—¿Donde estabas pequeña pecosa? – me pregunto Terry sonriéndome.

—Yo... Por allí ¿No se supones que deberías estar en clases?

—Si, pero estaba aburrido y como podrás escuchar sonaron las campana. Hay reunión de bienvenida a nuestro nuevo amigo, el Padre Greene.

—Si... aún me sorprende lo joven que es.

—Si, para mi que es algo raro. Perdón creo que raro no es la palabra correcta, quiero decir traumatizado.

—¿Por qué lo dices Terry?

—Desde que tengo uso de razón he tenido la teoría que todos aquellos que se hunden en el sacerdocio es porque sus vidas no han sido un paraíso. Tratan de ocultar su dolor o algo que hicieron y es tan malo que ningún ser humano podría perdonar, y tratan de hundirse de rodillas y rezar hasta que sangren a algo que solo es producto de su imaginación, a aquello a que muchos le llaman Dios.

Angeles & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora