[ One shot kagehina ] ¿Debería. . .?

Cuenta regresiva

¿Debería esperar a que llegues?

¿Debería esperar a que estuvieras aquí mañana?

¿Debería no esperar, cierto?

Sí, últimamente Kageyama sentía más pena de la acostumbrada. La última vez que vio a Hinata fue hace seis meses cuando este había viajado de visita a Japón para arreglar unos papeles que lo tenían algo complicado con su estancia en Brasil. No viajó específicamente para verlo, pero sí aprovechó lo más que pudo para pasar tiempo con su bella pareja, pero el tiempo pasaba, y la necesidad de querer ver a Shōyō cada día crecía muy rápido. Querer verlo por las mañanas al despertar, almorzar juntos, volver a entrenar en el mismo gimnasio, hacer largas caminatas por el parque o el simple hecho de estar juntos en casa, era algo que definitivamente deseaba y que no se podía reemplazar por nada en el mundo.

Su relación había comenzado cuando pasaron a segundo año de preparatoria, luego de ganar un importante partido ambos no pudieron evitar las ganas de abrazarse y hasta, de casi besarse si no hubiesen sido interrumpidos por los gritos (que en realidad eran felicitaciones) de parte de Nishinoya y Tanaka por haber ganado. Quedaron detenidos en pleno acto e inmediatamente se separaron para no causar mayor sospecha, quedando ambos con sus mejillas sonrojadas.

Tras volver en el bus y estando en sus asientos habituales, en una forma muy especial de hablarse, escribieron en las palmas del otro un "me gustas" y un "tú también", para luego mirarse con gran sorpresa por sus respuestas, y tras unos segundos de miradas fijas, simplemente sonreírse mientras entrelazaban ambas manos y se acomodaban bien uno al lado del otro, Hinata acurrucando su cabeza sobre el hombro de Kageyama, y Kageyama ladeando un poco su cabeza para ajustarse a la del más bajo. No se dijeron nada más, no era necesario, desde ese momento sus sentimientos habían sido sellados y juntados en una linda y cálida relación de pareja.

Como toda relación, pasaron por altos y bajos, pero su necesidad de estar bien entre ellos superaba cualquier obstáculo y problema que se les pusiera. No duraban ni medio día estando peleados, si no era porque uno de ellos llamaba al otro por teléfono para intentar solucionar las cosas, el destino los juntaba en alguna caminata por la tarde donde buscaban aclarar sus mentes; la conexión que tenían era demasiado grande, tanto como el amor que sentían por el otro; un amor infinito.

Pero el futuro se vuelve presente, y el tiempo de definir sus caminos llegaba de una forma muy rápida. Fue en un abrir y cerrar de ojos cuando estaba escuchando a Hinata decirle que quería ir a Brasil a practicar voleibol playa, y luego el tiempo no se demoró en llegar al momento en que se estaban despidiendo en el aeropuerto. Las lágrimas de ambos no paraban, pero sabían que era lo que tenía que pasar si querían volverse más fuertes. Shōyō le prometió intentar viajar en los veranos o inviernos, según cómo estuvieran las cosas, pero que le contaría todo lo que hiciera durante el día, las cosas que comió, lo nuevo que aprendió, sus penas por no tenerlo cerca y hasta de decirle cada vez que lo extrañara, por lo que esperaba lo mismo de su parte, cosa que Kageyama se lo prometió de inmediato.

Ese día, el pelinegro decidió volver caminando hasta su hogar a pesar de que la distancia desde el aeropuerto hasta su destino era harta, prefería estar distraído dentro de sus pasos y la fría noche de invierno que a la soledad inmediata que comenzó a sentir desde que vio a Hinata caminar por ese largo pasillo. Desde ese momento, sabía que las cosas serían muy complicadas, pero a pesar de eso, no imposibles.