Sin Salida

Sálvame de este dolor.

Holaaaaa!!! Acá les dejo el capítulo dos de esta loca historia. A las personas que me leen quiero recomendarles la novela de ShineFranklin Tú+Él=Yo es una historia excelente al igual que Lazos Rotos, el prota nuestro querido Chile pero en versión humana de Latín Hetalia.

Abro mis ojos lentamente, a mi alrededor todo yace oscuro. De pronto  siento una tibia mano acariciar mi mejilla, sin embargo me sobresalto. Al notar mi desesperación unos fuertes brazos me rodean con una agradable delicadeza.

—Quedate tranquilo pibe, estás en mi pieza. Acá nadie va a lastimarte—. Su tono de voz grave logró herizarme la piel.

—Argentina...—. Mi boca dolía.

—Shhh...—, guardá silencio. Papá te pegó, es normal que te duela todo, podés estar tranquilo, yo te voy a cuidar.

No sabía si creer en su repentino cambio, mi lado racional me suplicaba alejarme de él lo antes posible, más mi lado sentimental  suplicaba por una migaja de amor. Me siento tan solo, desde que mamá murió nada volvió a ser igual, desde ese entonces me sentí tan solo.

No sé cómo pasó pero terminé entre sus brazos y con la cabeza sobre su pecho. Pese al dolor lacerante en mi magullado rostro me sentía felíz. Desde ahora no estaría más solo en este lugar, desde este momento Argentina y yo forjaremos lazos fuertes y duraderos.

Los días transcurrieron, a solas entre Argentina y yo el ambiente era maravilloso, pero frente a las personas era distante, hostil. Aún así lo comprendía, después de todo somos medios hermanos.

Me siento tan solo que he terminado aferrándome a él, mi mundo comienza a girar en torno a él y eso me aterra. Desde ese entonces papá no me ha vuelto a golpear. Argentina logró convencerlo de compartir el cuarto, él aceptó ya que le arrendará la que era mi habitación a un viejo amigo de él, un tal Prusia, que por trabajo se mudará dentro de una semana.

—Eu, Chile, ¿En qué pensas?— se acerca a mi rodeandome con sus fuertes brazos mientras deja un beso en mi cuello.

—Pensaba en todo po, como las cosas pueden cambiar tan drásticamente—. Me gire entre sus brazos recargando mi mejilla en el hueco de su cuello.

—Nunca es fácil perder a un familiar, pero me tenés a mi ahora—. Le toma del mentón dándome un suave beso en los labios—. Te quiero Chile... —, susurró.

—Tambien te quiero ahueonao...—, me echó a reír para luego volver a besarlo—. Gracias por estar conmigo.

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Estamos todos sentados en la sala, miro mis pies algo aburrido, Argentina me acaricia la mano con suavidad. Nos miramos, papá camina de un lado a otro ansioso, al parecer el caballero que vendrá es alguien importante. Tocan a la puerta y me manda a abrir. Suelto la mano de Argentina y corro a abrir, alzó la cabeza encontrándome con la penetrante mirada de Prusia.

Dios, mi corazón comienza a latir tan deprisa que siento que mi corazón esscapara de mi pecho, agradezco que mi piel es roja y no note mi sonrojo. Es el hombre más perfecto que he visto en mi miserable existencia.

—Buenas tardes— Esboza una hermosa sonrisa— busco a España.

—Pase—, me hago a un lado.

—Gracias—. Revuelve mi cabello con ternura provocando que una bandada de mariposas revolotee en mi estomago.

Soy conciente de que estoy con Argentina, de que este hombre me dobla la edad, aún así tiene algo que me vuelve loco y temo perder la cabeza y que alguien lo noté, que mi padre y Argentina lo noten...

Continuará