Muérdago

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Pareja: Aioroshura ♥️💚

Si bien era una travesura colgar aquellos adornos llamados "Muerdagos" sobre la puerta.
Más bien era tradición colocar estos ahí, para que cuando un persona llegará acompañada de su pareja o simplemente llegarán dos personas juntas y permanecían ahí algunos segundos sin darse cuenta, eran obligados a besarse; algo así como verdad o reto en épocas navideñas.

Este año era el turno de Aioria recibir a los trece caballeros en su templo, por lo cual el león había adornado muy festivamente su casa del zodiaco, desde temprano él solo preparo la cena al lado de su hermano Aioros al cual envío a comprar unas cuantas botellas suficientes de sidra y algo de alcohol para el ponche de frutas.

Traviesamente colocó dos adornos extras uno en la puerta y otro en una de las cadenas de su casa, quería ver quiénes eran los desafortunados en besarse entre ellos.

—¡Listo!— suspiro ante su travesura.

Series de lucesitas en color azul y verde decoraban la entrada de su casa, el árbol de navidad era increíblemente grandioso esferas de color dorado estaban colgadas en sus ramas y una estrella estaba en la cúspide de este brillando en su esplendor.

Aioria se había lucido hasta en la comida que había preparado, pensó en la gastronomía de los países correspondientes de dónde provenía cada santo que estaría presente, solo le faltaba terminar de poner los cubiertos.

—¡Aquí está lo que me pediste Aioria!— habló el sagitario entrando con dos bolsas de plástico.

—Gracias por ayudarme con eso, ahora vete a preparar— suspiro cansado.

—¿Seguro?—

—Si, te conozco lo suficiente, tardas mas de una hora en arréglate, ¡No recordaba que tenía a un hermano vanidoso!— se cruzo de brazos.

—¡Exageras!— dijo poniendo las bolsas sobre la mesa —Estaré aquí antes que todos los caballeros, ¡Ya lo verás!— reto a su hermano.

—¡Si, si, lo que tú digas!—  comentó divertido.

Paso las siguientes casas hasta llegar a la suya, fijo su vista en capricornio y suspiro, aquel santo no le daba la cara desde aquel encuentro íntimo que habían tenido hace más de tres meses.
No sabía cómo habían llegado a eso, solo recordaba las palabras de Shura después de lo ocurrido, "Lo que pasó entre nosotros nadie más debe saberlo, dejemos esto como un simple desliz".
Y si todo había quedado ahí, hasta el día de hoy dónde estarían juntos sentados en uno al lado del otro o de frente, de cualquier modo estaría junto a él.

Mientras se duchaba pensaba en que le pasaría a Shura, por qué no lo quería ver y sobretodo que pretendía alejándose de él.
Desde que regresaron a la vida, le dijo que sentía mucho lo del pasado que era una nueva vida y que quería recuperar esa bella amistad que alguna vez tuvieron, pero claro ese día ninguno controlo sus instintos y sus hormonas tanto que ambos terminaron dando vueltas en la cama.

Las 20:55 horas marcaba el reloj, Shura estaba más que indeciso si ir o no a esa cena, pues se le había hecho tarde solo por tomarle la palabra a Dohko de entrenar a Shiryū.
Odiaba con todas sus fuerzas llegar tarde a un lugar en el cual se le había citado.

—Shura, ¿Estás listo?— pregunto el onceavo guardián.

—Aun no, después los alcanzo a ti y a Afrodita— respondió.

—¡Bien!—
Pasaron como si nada el templo de la Cabra.

Después  de tomar un buen baño de agua tibia, tomo sus prendas pantalón de color púrpura y una polera negra.

Navidad en el Santuario (Yaoi Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora