-¡Hostia puta! ¡Lily! - grité y Mangel salió corriendo hacia nosotros.
-¿Qué ha pasado?- preguntó asustado.
-Ayudadme a pasarla para adentro coño- dijo el muchacho que tenía en brazos a Lily.
Pasamos para adentro y la pusimos encima del sofá, yo me senté en una silla cerca de Lily y empecé a reírme.
-¿De qué te ríes?- me preguntó el muchacho.
-Pues de que os íbamos a invitar a cenar pizza.
-Yo me apunto -chilló Mangel desde la cocina.
-Y yo también. -me dijo el muchacho.
-Supongo que tu serás Rubén, ¿no?
-Correcto, y tú Sara.
-¿Cómo que me conoces?
-Mangel me lo ha dicho -se acercó a mi y me susurró al oído- creo que le gustas.
Solté una carcajada muy rara.
-Voy a ver qué hace en la cocina.
Me levanté de la silla y fui a la cocina. Me quedé en el marco de la puerta mientras le veía beber agua.
-Hola Mangelito.
Al oírme, se asustó y casi se atraganta con el agua.
-¿Tanto te alegras de verme? - Le dije riéndome.
-Me he alegrado más está mañana.
- Ala, que cerdo - dije mientras ponía cara de sorpresa - me apuesto lo que quieras que me vuelves a ver así y te quedas como un tonto sin decir nada.
-Estaría admirándote.
-La madre que te parió.
-Tú me ves así y se te caen las bragas. -me dijo riéndose y mirándome a los ojos.
-Más quisieras. - dije, desafiándolo con la mirada.
-Chicos no ligueis más y venid que creo que Lily se está despertando. -gritó Rubén desde el salón.