Capítulo 24

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Sana terminó de vestirse y salió del vestuario. Ella iba sumergida en sus pensamientos en dirección a la salida de esos pasillos con azulejos blancos, aunque ya parecían marrones.

Lo que Sana no se esperaba era que una mano la agarrara del brazo y la llevara de vuelta a los vestuarios, cerrando la puerta tras ella. Sana reconoció a esa persona en el mismo momento en el que la piel de su mano rozó su brazo y una corriente eléctrica recorrió su columna vertebral.

Tzuyu no perdió tiempo, se abalanzó sobre Sana y le brindó un abrazo. Ese tipo de abrazo que la japonesa añoraba tanto.

Cuando se separaron, después de unos 5 minutos aproximadamente, Tzuyu miró a Sana a los ojos, encontrándose a eses circulitos color marrón que tanto le gustaban y tanto echaba de menos. La más alta acercó sus manos a la cara de Sana, poniendo una en cada moflete y limpió sus lágrimas, Tzuyu nunca apartó la mirada de su contraria. La japonesa no se había dado cuenta de que había empezado a llorar hasta que Tzuyu hizo contacto con sus mofletes, quitando cualquier rastro de ese líquido dañino.

—Sana, ¿por qué os habéis peleado Mina y tú?— Tzuyu preguntó, aunque ya se temía la respuesta. Sana apartó la mirada, no quería aceptarlo. —Sana dímelo, por favor— La japonesa volvió su mirada esas esfera que para ella son soles, no ojos. Y fueron esos soles los que alumbraron el hueco que tenía en su corazón hecho por las personas que le hicieron daño. Tzuyu era su SOL.

—Por ti— Sana se limitó a hacer una sonrisa triste. —¿Has escuchado toda la conversación?—

—Sí. Y ahora, si te ves en condiciones, ¿me puedes explicar a lo que se refería Mina?— Tzuyu quería encontrar las respuestas a su pregunta y veía eso como una buena opción. Sana suspiró, no le gustaba recordar ese momento. Así que decidió sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la pared y Tzuyu repitió su acción.

—Tzuyu, ya te lo dije. Mis padres me amenazaron con despedir a tus padres, porque no veían bien que andara con alguien de "clase baja". Yo no fui valiente, por lo que decidí dejarte volar y que hicieras amigos más fuertes y valientes que yo. Te lo vuelvo a decir, estás en todo tu derecho de estar enfadad conmigo y de odiarme porque soy una PUTA DÉBIL—

—Sana, ese día pensaba que me estabas diciendo una mentira para volver a dejarme tirada. Lo siento, debí haberte creído ese día en el callejón. Respecto a lo de odiarte, no te odio porque ahora sé la verdad, a quien odio es a tus padres. Y tú no eres para nada débil, eres una de las personas más fuertes que conozco y aguantar a tus padres es un mérito— Con esas palabras, Tzuyu consiguió sacarle una carcajada a Sana.

—Gracias— agradeció Sana con una sonrisa.

—De nada, Sana. ¿Y Mina decía la verdad con...? Ya sabes—

—¿Lo de estar enamorada de ti?— Tzuyu asintió —Pues la verdad es que Mina tiene razón en muchas cosas pero nunca dijo una verdad tan rotunda como esa. ESTOY ENAMORADA DE CHOU TZUYU Y NO ME AVERGÜENZO DE GRITARLO— Tzuyu sonrió por el carácter infantil de su contraria. Se quedaron en silencio y la más alta pudo observar perfectamente el rostro de Sana.

—Sana, ¿por qué eres tan perfecta?¿por qué me has hecho esperar tanto?¿por qué tú? Y, sobre todo, ¿por qué me tienes tan enamorada?— Sana no se lo podía creer, TZUYU ESTABA ENAMORADA DE ELLA.

—Tzuyu...—

—Llámame Chewy, vuelves a ser mi ¿amiga?— Tzuyu sonrió.

—No, te voy a llamar MI YODA— Sana sonrió pícara mientras se acercaba a Tzuyu.

—¿Por qué MI?—

—¿Tú qué crees?— Y no le dejó tiempo a Tzuyu a contestar porque Sana la calló con un beso. El beso más esperado para las dos y ahí estaban, en una danza de labios, transmitiéndose lo mucho que se querían.

Rewrite The Stars (Michaeng) (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora