Kiara Y el Misterio de Hogwarts

01

De Tutores y Salvavidas

Habían pasado aproximadamente diez años desde que los Malfoy nombraron frente a toda comunidad mágica sobre su protegida Mestiza y muy a pesar que con esto se libraron de una investigación por los mismos aurores, parecía todo relativamente normal por fuera, por adentro del cascaron es donde empieza esta historia.

-«All we hear is Radio Ga Ga, Radio Goo Goo, Radio Ga Ga». Tarareaba una voz tan dulce e infantil dando pequeños pasos de regreso a su hogar, muy a pesar de las estrictas reglas de sus tutores, Kiara siempre hallaba la manera de escabullirse porque (Como ya lo sabrán) estas no podían ocultar todo el mundo exterior ademas de que no contaban con que Kiara fuera lo suficientemente fuerte como para caminar tanto hasta una mansión vecina y alejada. Kiara Gallardian se había vuelto una niña de largo cabello castaño con pequeños bucles al final de estos y grandes ojos de color chocolate, un tanto delgada pero con una belleza excepcional.

Ella lograba caminar hasta las afueras de una mansión vecina ocupada por Muggles donde, al parecer solo escuchaban Queen, y Kiara si que amaba su música se pasaba al rededor de quince minutos de puntillas para tratar de escuchar las canciones así hasta que se cansaba y le tocaba hacer su camino de regreso.

-¡¿Estas escuchándome niña?!- una fuerte voz hizo a Kiara despertar del limbo de la realidad con el de sus pensamientos, sobresaltada observo a los fríos ojos grises del señor Malfoy que esperaban una respuesta inmediata. -¿Donde estabas Gallardian?-

-Leía- dijo casi sin pensar.

-¿Lees?- pregunto con cierto sarcasmo Draco, ella observo con cierta molestia a su mejor amigo mientras este trataba de ahogar la pequeña risa burlona. -Silencio Draco...- dijo Lucius - Ya que ambos parecen tener tanta, energía, creo que sera mucho mejor que la ocupen en repasar sus lecciones- Draco bajo la mirada con cierto recelo ante su progenitor mientras que Kiara sostuvo la mirada del mayor lo mas que pudo, odiaba pasar mas de dos horas repasando los grandes y polvorientos libros que ya había leído al derecho y al revés.

Finalmente, ambos niños caminaron hacia la enorme biblioteca en donde varias veces en su tierna infancia habían jugado a las escondidas, en todos esos pasillos largos y oscuros -Ni siquiera mi padre se trago el cuento de que estabas leyendo- dijo Draco.

Las horas en la biblioteca se hicieron eternas y aunque habían tratado de al menos y recrear una poción sin varita esta no les había resultado en nada. Mientras ellos hacían de las suyas en la biblioteca un extraño hombre detuvo su enorme carruaje jalado por Thelstrals frente a la residencia Malfoy logrando poner tensa a Narcisa, se arreglo y observo a su hijo y Kiara jugar en la biblioteca cuando en realidad deberían estar estudiando, esto causo un pequeño hipido de dolor para la mujer mientras observaba a la niña.

Cuatro fuertes golpes a la puerta se hicieron lugar en la residencia y el pequeño elfo Dobby fue a abrirla, el hombre, de buena presencia era alto y apuesto de cabello azabache, ojos oscuros como la tranquila noche y una fuerte e imponente voz.

Sus ojos bajaron al elfo y dijo: -E venido por Galardian como le prometí a tu amo- Paso por alto a elfo y dejo su tunica en el suelo para que este lo recogiera -Dichosos los ojos que te ven- dijo Lucius apareciendo en la estancia junto a su mujer que no dudo en asesinar con la mirada al hombre que ya hacia en su casa-

-Igualmente Lucius y Narcissa- dijo el hombre con una burlesca sonrisa.

-Me encantaría decir lo mismo Thomas- Dijo la mujer reacia a observarlo, tal echo no paso por alto para Lucius que no dudo en reprender a su mujer con la mirada. -E venido por el cachorro -dijo volviendo a la sonrisa un tanto burlona en su rostro, sabia como molestar a la mujer frente suyo, desde que eran jóvenes, Narcisa siguió con la cabeza en alto negandose a dirigirle tan solo la mirada. -Narcisa, si sigues levantando el rostro tan aristocralmente tu nariz chocara con el techo- ofendida, claramente no dudo en sacar su varita y apuntarla al hombre.