Capítulo 3: El visitante
En algún lugar del océano atlántico – 02:32 AM
En esos momentos trataba de dormir, sin éxito alguno debido a la charla que había tenido hace algunas horas con mi madre. Tal vez el amor entre Sebastian e Isla empezó antes de que ella y yo comenzáramos a salir, aunque todavía no lograba entender por qué nunca lo hicieron, porque nunca se animaron a hacer realidad su amor si ese fuese el caso.
Sebastián Elgenbert, fue mi mejor amigo desde que prácticamente tengo memoria. Nuestros padres estudiaron la universidad juntos, sin embargo al mudarse cada uno a países diferentes parecía que su amistad iba a quedar en el olvido. Fue todo lo contrario, acordaron que cada día importante festivo, las dos familias se juntarían para disfrutar esos momentos juntos, fue así como lo conocí, aquel pequeño de cabello rubio muy corto y ojos celestes tal como el cielo y muy tímido se convertiría en mi mejor amigo por muchísimo tiempo. Sebastián es nacido en Argentina, pero vivió toda su vida en Alemania, cuando ambos cumplimos los 18 años, nos mudamos juntos para estudiar en el continente americano, en una prestigiosa universidad de por allí. Así fue como reforzamos muchísimo más una amistad que parecía ser para toda la vida.
Nuestros familiares al igual que los suyos, eran muy buenos amigos, de los mejores que uno puede encontrar. Ellos se juntaban a pasar juntos todas las vacaciones, en países distintos, así que es normal que ambos creemos una amistad inquebrantable... Inquebrantable hasta que sucedió lo de Isla.
En fin, Sebastián es un tipo bastante calmado, le gusta que todo esté en su lugar y que al momento de buscar algo le sea fácil encontrar lo que ha estado buscando. Es una persona en la que puedes confiar fácilmente porque te demuestra su lealtad con actos frente a tus ojos, sus palabras al salir de su boca son exactamente las necesarias, él no pierde el tiempo en arreglar cosas que no le interesan. Aunque también tenía muchos defectos tales como ser muy poco paciente si las cosas no le salen bien a la primera e incluso al llegar a esos momentos, preferiría dejarlo antes que volver a intentarlo, lo que lo convertía en una persona bastante promedio.
Sin embargo, todo eso no impidió que fuéramos mejores amigos, pasamos muchísimas cosas juntos. Navidades, años nuevos, cumpleaños e incluso momentos malos, como cuando su hermano falleció un día antes de su cumpleaños en un accidente de avión.
Cuando me entere de lo sucedido, cuando me vi aquella foto de Isla y Sebastián besándose, confirme algo en mi interior.
Nunca terminas de conocer a las personas.
***
— Marcel, me iré a hacer algunas cosas por ahí. No quiero que estés haciendo revueltos por el pueblo. — Declaro Fumiko tras llegar al parque central del pueblo Salomon. Luego de ver que Marcel asintiera con su cabeza, esta saco varios objetos circulares de su pequeña bolsa de cuero que sostenía con su brazo derecho. Estos objetos eran monedas, 2 monedas de oro, 5 de plata y 9 de bronce.
Se desconoce si en otras zonas seguras se manejan de la misma forma, pero en el pueblo Salomon las ventas y compras se manejan mediante monedas que se dividen en oro, plata y bronce, siendo el oro como la más valiosa y bronce como la menos valiosa. Aunque la cantidad de Fumiko era algo con la que podías comprar algunas cosas de valor, no era la gran cosa debido al costo elevado de algunos objetos debido a las pocas existencias que hay de ese mismo producto.
Tras entregar las monedas, Marcel las recibió y comenzaría a observarlas con detenimiento. No sin antes, observar como Fumiko poco a poco se aleja de él.
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El humano de otro mundo
Ciencia FicciónPensábamos que estábamos solos, que nada iba a ser como lo era antes. La raza principal, los humanos fueron exterminados uno por uno durante la gran guerra debido a una enfermedad desconocida que solo les afectaba a ellos. No entendíamos el porque...