Una llora desconsoladamente, su esposo ha sido tratado como delincuente, a sus pies se encuentran los pobladores, el Rey con una sonrisa malvada el está disfrutando tal espectáculo, sin embargo, sus ojos aún se encuentran abiertos y tras una sesión de latigazos una mujer mira horrorizada intentándose sacar el corazón
Un sacerdote oficia una misa y pare llorar sin razón aparente, los caballos relinchaban y las carrosas anuncian una nueva muerte, la cual no será durante la noche, tampoco será con el alba del día pues él se encuentra encerrado a su suerte, su piel ya se desprende y la muerte burlonamente simplemente observaba, su espíritu esta derrotado y ha perdido todo brillo, el viento choca contra los árboles y los lamentos fantasmales se pueden escuchar
El azoto con golpes certeros a un triste anciano que había robado una manzana y cual castigo divino el había pagado, dios los había condenado a vivir entre las sombras, viendo su cadáver poco a poco aparecer, la cobardía de un rey venia por detrás pues en un fallido intento de enseñamiento a la locura fue condenado mientras un pueblo exaltado pedía su cabeza y entre más rápido se acercaba su muerte los presentes sonreían llenos de dicha y gozo
Ellos iluminaron con una gran antorcha el valle de los leprosos en busca de ese ser indeseable, para poder terminar con tal dulce venganza, pues el hombre de la manzana quien ya lacia muerto, había pedido clemencia y solo había recibido la humillante sonrisa de un rey torcido que había condenado a un pueblo a plagas, pestes y muerte, los arlequines ya no bailaban, los bufones habían perdido toda gracia y los instrumentos que antes alegremente tocaba ahora entonaban marchas fúnebres en honor a la muerte
Cuatro jinetes negros cabalgaban las nubes, el relinchar de los caballos era como escuchar al demonio gritar, ahora todos estaban condenados, pues el viejo de la manzana era nada más que Satanás, quien ofendido por tan despreciable trato estaba a punto de terminar tan terrible venganza, ese triste invierno la muerte bailaba libremente llevándose a los campesinos y destruyendo todos los sembradíos a su paso, los nobles estaban cayendo muertos y ni el primogénito del rey estuvo a salvoElcielo reflejaba una gran tristeza y entre trompetas que resonaban lasdesgracias no paraban, el festín de la muerte estaba servido, la perdición dela humanidad era inminente, Dios lloraba en silencio e impotente al no poderhacer absolutamente nada, un rey despiadado había condenado a los inocentes, losjinetes habían terminado su trabajo, la muerte ya cansada de bailar habíadejado cadáveres por todos lados, la comida era insuficiente y los últimossobrevivientes empezaron a caer muertos maldecidos por pestes y plagas
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Maldiciones de un alma en pena
PoetrySe podría decir que es el volumen 2 de El Oscuro Rostro de la Muerte Poética, ya que de nuevo se trata de mis perturbados sentimientos y de mi maldito corazón con ese toque colorido y acido que se mantiene en esta triste y depresiva alma que lo únic...