~AMNESIA~ [Len x tu]

III: Un buen noviazgo

Dicen que a veces, cuando la memoria se borra, el alma vuelve a comenzar. Lástima que ni el olvido te pueda salvar de lo que eres... o de lo que has hecho.

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𝓐𝓶𝓷𝓮𝓼𝓲𝓪
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Pov ____

Un instante de duda cruzó por mi mente cuando vi la confusión en el rostro de Len. Todo parecía tan extraño: él, perdido en su propia vida, y yo, enfrentando la oportunidad de darle una lección. La idea me rondaba como una pequeña sombra, imposible de ignorar. Si Len realmente no recordaba quién era ni lo que había hecho... ¿no sería una oportunidad ideal para vengarme de todas las humillaciones que me había hecho pasar?

Me era demasiado imposible olvidar esos momentos: las veces que su risa burlona resonó con mofa en mis oídos, su mirada altiva, el desdén en cada palabra. Siempre viendo desde arriba, convencido de que su lugar estaba más allá del mío, que sus triunfos se construían sobre mis fracasos. Pero ahora, ese aire de superioridad había desaparecido por completo. Era una simple sombra de lo que había sido, vulnerable y asustado. Y en ese vacío de memoria, me veía a mí misma como un faro que podía manipular a su antojo.

Sentí cómo una sonrisa se formaba en mis labios, lenta, como si la idea de devolverle cada humillación me llenara de una satisfacción oscura, profunda. Pero no podía mostrarle mi verdadera intención. Debía cubrir cada gesto, cada palabra con una dulzura falsa, con una compasión que me costaba simular, pero que sabía que podía lograr si mantenía la calma.

Me acerqué, suavizando mis rasgos y preparando mi voz para sonar amable. Él me observó con una mezcla de intriga y cautela, aún incapaz de entender del todo lo que estaba pasando.

-Tranquilo, Len -murmuré con una dulzura que no sentía-. Te ayudaré a recuperar tus recuerdos.

Mi tono lo desconcertó. No lo culpaba. Sabía bien que no era así como él me recordaba, y en el fondo, esa confusión me producía una extraña satisfacción. Si todo iba bien, sería fácil jugar a ser su "aliada", y en el proceso, cobrarle cada uno de los momentos en que había disfrutado a mi costa.

-¿Estás bien? De repente cambiaste de carácter... -preguntó, sus ojos buscando alguna verdad oculta en los míos.

Casi me reí. Aún sin memoria, el instinto le decía que algo en mí no cuadraba. Tragué saliva y le dediqué una mirada tranquila.