~AMNESIA~ [Len x tu]

II: ¿Dónde quedaron mis recuerdos?

No sé si algún día leerás esto, pero si lo haces,
quiero que sepas algo:
a veces, no es el odio lo que más duele, sino el vacío que dejas atrás cuando desapareces de la vida de alguien sin razón alguna.

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𝓐𝓶𝓷𝓮𝓼𝓲𝓪
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Pov Narradora:

Aquel día estaba lejos de ser el mejor de su vida. El enojo latía con fuerza en su pecho, como un fuego descontrolado que amenazaba con consumir todo a su paso. Caminaba rápidamente, casi sin pensar, con los puños apretados y los pensamientos revueltos. La rabia era tan intensa que, en ese momento, no le habría importado si el mundo entero ardía en llamas junto a su furia. Pero justo antes de llegar a casa, se detuvo.

No podía seguir así. No podía llegar tan furiosa. No quería ser ese tipo de persona.

Respiró hondo, dejando que el aire fresco de la noche llenara sus pulmones, intentando apagar el fuego en su interior. Pero el alivio no llegaba, y las lágrimas que había estado conteniendo durante tanto tiempo empezaron a rodar lentamente por sus mejillas.

-Estúpido rubio... -murmuró con la voz quebrada, sintiendo la amarga mezcla de tristeza y enojo ahogarla-. Como lo odio

Una parte de ella sabía que no solo era por lo que él había hecho. Todo se le acumulaba: los problemas del día a día, la constante sensación de estar luchando contra el mundo, de estar siempre a punto de ahogarse. Y ahora, él, con su arrogancia y desprecio, venía a entrometerse en su vida, a hacerla aún más difícil.

-Como si mi vida no fuera lo suficientemente complicada... -dijo entre sollozos-. Y ahora él la hace peor.

Se limpió las lágrimas con la manga, tratando de borrar cualquier rastro de vulnerabilidad. No podía permitirse parecer débil, no después de todo lo que había soportado. Pero entonces, algo dentro de ella cambió. Sus lágrimas se secaron no solo por el roce de su mano, sino porque un fuego nuevo -uno diferente- empezó a arder en su interior.

-Pero no... no dejaré que un idiota como él me gane. -Su voz, aunque quebrada, llevaba ahora una determinación firme.

El orgullo volvió a erguir sus hombros, recordándole que ella había enfrentado tormentas peores. No dejaría que alguien como él la rompiera. No permitiría que ese enfrentamiento se convirtiera en el peso que la hiciera caer.