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Era una mañana tranquila de abril cuando una joven pareja bajó de su auto, ambos se miraron y sonrieron con emoción, Namjoon tomó la mano de su pareja y depositó un beso en su mejilla antes de entrar al orfanato en las afueras de la cuidad, ansiaban ese momento desde que la adopción para ellos fue aceptada.

–Buenos días, hermana Marie –saludó Jin sonriendo dulcemente a la señora de la recepción. Ella lo miró y sonrió con ternura al ver a ambos jóvenes, el orfanato a pesar de ser religioso, no temía de lo homosexual, era conformado por hermanas con mentes más abiertas y dispuestas a conocer más de lo que uno ve, el amor que hay entre las personas.

–Oh, llegaron a tiempo –sonrió la hermana Alicia la cual había entrado por una puerta lateral donde están las oficinas– Las llamaré para que bajen.

Empezó a subir las escaleras hasta llegar al segundo piso, golpeó dos veces la puerta y la abrió encontrándose con las tres hermanas guardando aún sus cosas.

–¿Ya están listas? –preguntó sonriente hacía las menores.

–Si, hermana –afirmaron las menores y cada una tomó su mochila, las niñas salieron de la enorme habitación por la cual habían dormido ya varios años, la mujer cerró la puerta y bajó primero al primer piso siendo seguida por las pequeñas que se econtraban con mucha intriga. Los señores Kim se encontraban arreglando unos papeles de la adopción mientras esperaban a las nuevas integrantes de su familia.

–¿Serán buenos con nosotras? –preguntó Rin, la menor de las tres.

–Claro que lo serán –aseguró Jiwoo mirando a sus hermanas.

Las tres llegaron al salón principal donde sus nuevos padres las esperaban ansiosos.

–Niñas... –las llamó la hermana y las pequeñas levantaron a mirada– Ellos son sus nuevo padres, son los Kim.

–Hola –saludó Seokjin sonriente y se agacho a la altura de las menores mientras Namjoon las miraba con emoción– ¿Están listas pequeñas? –preguntó mirando con alegría a la niñas.

-¿Llevan todo? – Preguntó la hermana Alicia acercándose a las niñas quienes asintieron– Vamos a extrañar sus travesuras aquí –murmuró y las abrazó, las pequeñas le devolvieron el gesto a aquella persona que las recogió en ese horrible lugar abandonado.

–Hasta luego niñas, sean muy felices en su nuevo hogar –dijo la hermana Marie detrás del mostrador agitando su mano en modo de despedida. La familia se despidió con el mismo gesto y salieron del lugar, Nam tomó las mochilas de las niñas y las puso en la parte trasera del auto mientras Jin les abría la puerta trasera para que se subieran y después de abrocharles el cinturón de seguridad a las tres, ambos adultos subieron al auto y emprendieron camino a casa.

–Bien, pequeñas, hay que conocernos un poco –habló el moreno por primera vez– Hagan preguntas, no tenga miedo.

–Sí, pregúntenme algo, lo que sea –ánimo Jin mirando hacia sus, ahora, hijas.

-¿Eres niño o niña? –preguntó JiWoo alzando su manita mientras causaba una leve risa en la pareja al escuchar tal pregunta.

–Soy hombre pequeña –contestó el chico riendo levemente.

–¿Puedo tener una mascota? –preguntó Misa mirando con sus grandes ojos cafés a Jin.

–Claro que si –sonrió– ¿Ya habían tenido mascotas antes?

–Tenía un ratón pero desapareció después de que le di un baño –dijo Misa recordando al pequeño roedor que dejaba marca de dientes en sus brazos o los pequeños rasguños– Se llamaba bigotes.

Quédate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora