Parte única

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Parecía un dia normal.

Aburrido y rutinario como cualquier viernes después de cumplir su labor como maestra en aquella pequeña escuela que amaba tanto como a los niños que estudiaban en ella y a las paredes que tantos recuerdos le traían.

El patio, el mástil y hasta el pequeño bebedero junto al quiosco...aquel cantero que las porteras cuidaban con tanto esmero y esa Santa Rita que era una pequeña bebé cuando ella iba a la primaria y que, 15 años después de graduarse, cubría todas las paredes exteriores de la galería, deleitando a todos con su precioso color magenta y a las seños cuando los nenes las cortaban aprovechando una distracción de Olga, la portera mas vieja y se las daban a sus maestras o a alguna que habían tenido en años anteriores.

India adoraba su trabajo, no por nada había estudiando tantos años con tanto esfuerzo pero, la verdad, es que los viernes terminaba agotada y con una enorme pila de trabajos, tareas y pruebas para corregir, por lo que pasaba por el quiosco de la esquina de su casa, compraba una buena tableta de chocolate y se iba a casa dispuesta subir a su gato a su regazo y a seguir con el trabajo que a penas y comenzaba en la escuela a las 7:30 y terminaba a las 00 de la noche, e incluso mas tarde, en la mesa de la cocina, el living o su cuarto.

Estaba desatando la bicicleta que descansaba en el patio de la escuela, cuando su teléfono comenzó a sonar en su bolso, sacándole un bufido de molestia porque realmente deseaba llegar y ponerse ropa comoda

-¡Indi! –Saludo entusiasmada su mejor amiga y la imagino con sus risos color rojo en su cara y una sonrisa de oreja a oreja- ¿Adivina que...? –Pregunto con ese tono que India conocía tan bien y que le hizo poner los pelos de punta-

-No, no y no, Fatima, tengo un monton de trabajos practicos de los nenes para corregir –Se negó rotundamente antes de que su amiga dijera nada mas, la conocia-

-¡Es viernes, India! ¡Dale! ¿Hace cuanto no salimos de joda, boluda?

India suspiro cerrando sus ojos color café claro y, sosteniendo su celular entre el hombro y la oreja, comenzó a sacar su bicicleta turquesa del patio

-No quiero, Fatima, sabes que no me gusta salir y además, tengo trabajo

-Es siempre lo mismo, India, todos los viernes tenes la misma excusa

-¿Y que queres que le haga si todos los viernes tengo laburo?

-¡Chau, seño! –Le gritó una nena que estaba por subirse al auto de su mama-

-¡Chau corazon! –Se despidió con una sonrisa, caminando con la bici sostenida por sus manos y el teléfono por su oreja- Ya, Fati, no quiero

-Por favor, vamos bailar al boliche ese que esta cerca de tu casa, bailamos un rato, tomamos unas birras y nos volvemos...por favor, Indi

Aquel tono suplicante que India conocía tan bien le arranco una leve risa y una inevitable negación con la cabeza

-¿Peleaste con Tomas y el se va a juntar con Maria, verdad?

-¡India! –Le reclamo por adivinar-

-No podes seguir asi, Fatima, lo sabes...no es sano ¿Por qué no cortan de una vez si cada vez que peleen vos te vas a ir de joda y el a la casa de la piba esa que sabe que la odias?

-Es la mejor amiga

-Pero bien que cuando se separaron en Julio se la cogio sabiendo lo mucho que te jode desde que ibamos al cole y no es sano que cada vez que discutan, terminen haciendo lo que al otro le jode, Fatima...hoy te acompaño pero es la ultima vez, para la próxima voy a lo de Tomas y le voy a decir esto que estoy diciéndote a vos pero no de los mejores modos

ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora