Parte III

419 13 4
                                    

Tocó suavemente la herida de mi espalda, casi sin llegar a rozarme. 

-Tiene mala pinta- dijo separándose un poco de mí.

-Sanará- confirmé- En cambio tú...

Él sonrió- Me encuentro bien, aunque mi aspecto diga lo contrario. Wood ha hecho un gran trabajo, le diré que te cure esa herida ahora mismo- antes de que se marchara al interior de la cueva lo retuve un momento.

-¿Qué hay de los otros?

Lake suspiró- Sólo ha aparecido Sky. 

Sentí un profundo nudo en la garganta. Tres de nueve... únicamente esperaba que esa cifra aumentara. Entré dentro de la cueva detrás de Lake. 

Nuestra guarida constaba de piedra y trozos de presas que aún se podían comer. Al fondo se resguardaban las crías más jóvenes, entre ellas Gray, mi hermano pequeño. En realidad, la costumbre de la manada era que "todos son hermanos de todos", los lazos de sangre no tenían significado para nosotros. Pero era inevitable que algunos nos pareciésemos tanto que supiéramos con exactitud quiénes eran nuestros hermanos biológicos. A Gray lo pude distinguir por el cabello, de igual color que el mío, ya que no muchos nacían con el pelo rojo en la manada. Era también igual de pecoso que yo. La diferencia estaba en que sus ojos eran de un color gris brillante, de ahí su nombre, mientras que los míos eran castaños aburridos. 

-Wood-  Lake llamó a un anciano que se encontraba todavía en su forma de lobo- Soul está herida.

Wood me miró detenidamente y después comenzó a transformarse en un humano alto y robusto, a pesar de su notoria edad. Se acercó a mí y me examinó con cuidado la espalda.

-¿Cómo conseguiste arrancarte la flecha?- me preguntó con asombro.

 La verdad es que no tenía ni idea. Me había arrastrado a ras del suelo, sintiendo el profundo escozor en la espalda, pero no sabía que la flecha se había desprendido.

-Tal vez salió sola- sollocé cuando pasó la mano por los bordes de la herida. Continuó haciendo lo mismo durante un par de minutos más hasta que habló de nuevo:

-Se rompió en dos y cayó la mitad, pero sigues teniendo la punta dentro.

-Maldición- exhalé. Eso significaba que tendría que soportar más dolor. Lake apretó mi mano y acarició suavemente mi mejilla- No te preocupes, estaré contigo. 

*****

Tardó media tarde en curarme. Fue incluso más doloroso que aquella vez que me rompí la pierna y tuve que quedarme en la cueva durante tres meses seguidos. Me había vendado la espalda por completo y había aplicado en la herida algunas plantas curativas.

Por lo menos Lake se había quedado conmigo como prometió. A decir verdad, nuestra relación había mejorado mucho con el tiempo, tanto que yacimos juntos varias veces; pero lo mismo hizo con Raven, con la que tenía algunas crías en común. Nuestro sentido del amor era algo simbólico, amábamos a nuestra familia, no ha un individuo en particular, por lo tanto no era extraño tener múltiples compañeros a lo largo de nuestra vida.

Desde pequeña había tenido un vínculo muy fuerte con Raven, a pesar de ser algo mayor que yo, pero eso no hizo que me alejara de ella. Siempre fue una gran referencia para mí y una fuente de sabiduría que me apoyaba pasara lo que pasara. En cambio con Lake las cosas no fueron tan maravillosas desde el principio. Éramos unos rivales natos desde cachorros, discutíamos normalmente por tonterías, nos molestábamos el uno al otro, y peleábamos a todas horas, tanto que incluso una vez casi nos hicimos daño de verdad. Pero como suele ocurrir, acabamos llevándonos bien, mejor que bien. 

LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora