Capítulo 2: Pinky Promess

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Después de una larga charla con el director donde por supuesto yo salí victoriosa me dirigía a mi próxima clase la que por cierto no tengo ni idea de cual es... Agh estúpida memoria tendré que buscar a Roy de nuevo.

- Hey gracias por la detención - Adam me acorraló contra los casilleros, si pensaba que con eso me vencería de verdad estaba muy equivocado, golpee mi puño contra su abdomen lo más fuertemente que pude pero este parecía no sentir dolor.

Adam sonrió y se acercó a mi oído justo como dije que odiaba.

- No puedes hacerme daño pequeña - Un escalofrío paso por todo mi cuerpo, su voz cálida en mi oído me estremeció, pero no hice que lo notará y sonreí.

- Pequeña pero peligrosa - Susurré

Adam volvió a sonreír

- Y si crees que tus técnicas de niño rudo pueden intimidarme déjame decirte que no es cierto yo soy Elizabeth Smith y a mi nadie me intimida... escuchaste niño rudo - Me moví dispuesta a irme pero Adam tomó mis muñecas impidiéndome cumplir con mi objetivo.

Su agarre cada vez era más fuerte Adam bajo su cabeza y empezó a respirar rápidamente como si estuviera muy enfadado... Debo admitir que eso si me asustó un poco y eso que a mi nada me asusta... Bueno casi nada las abejas son animales de demonio ugh malditas... Okey Okey al punto.

- ¿Adam ? - Me empecé a preocupar.
Al oír mi voz Adam salió de su pequeño trance y me soltó rápidamente pero sin quitar la mirada del suelo.

- Yo... yo lo siento, no quería hacerte daño - dijo con dificultad , asentí a pesar de que sabía que no me estaba viendo, me quité del frente y vi como Adam se apoyó contra el casillero todavía con la mirada en el suelo como si le pasará algo , tomé mis libros y me dispuse a buscar a Roy, aunque Roy me había acompañado a donde el director, se tuvo que ir porque la campana de clases había sonado.

Como no sabia que clase seguía decidí sentarme en un pasillo a esperar a que sonará el timbre que indicaba el final de las clases,  me estaba aburriendo así que decidí acostarme poniendo mi mochila como almohada y mirar al techo, no supe cuando pero termine quedándome dormida.

Cuando me desperté no estaba en el colegio, estaba otra vez en el bosque de antes, pero adelante se veía una casa, no supe como pero estaba caminando contra mi voluntad, es como si alguien manejara mi cuerpo, aunque la verdad no era el mio, era de un chico, esta vez se me hacia más conocido pero todavía no logro reconocerlo por completo

- Necesito tu ayuda, no puedo controlarlo - el chico se acercó a un hombre un poco mayor que él, se veía que estaba desesperado y que lo que le ocurría era de verdad muy grave.

- No te puedo enseñar eso, tienes que encontrar la causa..- el primer chico lo interrumpió.

- La ira, la causa es la ira, cuando me molesto simplemente pasa y tengo miedo de no poder controlarlo, tengo miedo de lastimar a alguien-

- Liz, Liz despierta - Roy me sacudió.

- Pasó de nuevo, el chico, el mismo - tartamudee.

- Hey, calmate, solo fue un sueño, te dormiste a mitad del pasillo, vamos te llevaré a casa -

- ¿Cómo, caminando? - dije burlando me de él.

-Lo que importa es la intención, vamos y no te quejes más -

- Deberías comprar un auto - Roy torció los ojos, sabía perfectamente que no tenia suficiente dinero y que es muy independiente para pedirle dinero a sus padres.

- ¿Con qué plata? - preguntó.

-Deberías trabajar - le contesté.

-¿Con qué tiempo? - me reto.

A la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora