Capítulo 16

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13 de Julio del 2018


Me sentía del asco. Mi cuerpo estaba adolorido, no había hueso que no me dejara de doler. Supongo que a esto se refería la anciana con lo de morir en vida.

Ese día también por alguna razón sentí nostalgia.

Mis ánimos estaban tan bajos que pase la mitad del día acostada en la cama utilizando a Damien como almohada. No quería soltarlo.

-¿Estás bien?-me había preguntado en la mañana cuando me lance a sus labios y los devoré.

-Si-respondí jadeante para luego enterrar mi cabeza en su cuello.

Me gustaba besarlo.

Y ahora que tenía mi apariencia él no tenía ningún problema en hacerlo. Quería hacer muchas cosas, como pasear y salir a caminar con él como hace días. Besarlo de nuevo y hacerlo reír.

Quería tanto, pero ya no me quedaban fuerzas y menos tiempo. Conforme pasaban las horas solo hacia todo de empeorar. Pero no lo demostré, Damien no tenía por qué saberlo. Así que solo fingí que tenía sueño.

Eran las cinco de la noche cuando el cuerpo empezó a rechazar mi alma.

Lo supe por que las espinas al caminar se hicieron presentes y las cadenas. Cada vez eran más visibles. No, aun no estaban atadas a mis tobillos pero me rodeaban. Estaban a la espera para llevarme al otro mundo.

Así que despacio y aprovechando que estaba medio dormido me acerque a sus labios y los bese suavemente. Los empecé a mover y de su boca salió un pequeño gemido mientras trataba de ponerse al día con el beso.

Sus manos fueron a mi rostro y me acerco tratando de profundizar el beso. Lo deje, y termine prácticamente encima de él. Sus manos acariciaron mi cintura y la recorrían de arriba abajo creando una línea de fuego a su paso.

Envolví mis brazos en su cuello y deje de besarlo. El hizo un sonido de queja y me reí contra su pecho.

-Te amo-murmure

-Yo también te amo Jhen.

-Quiero llevarte a un lugar-murmuré sentándome a horcadas.

-¿Así?-preguntó con una ceja enmarcada-¿A dónde?

-Ya lo verás. Sera una sorpresa.

Le di una sonrisa fingida que esperaba se la creyera y espere a que se vistiera para irnos. Iba a caminar como antes cuando su mano cogió la mía y le sonreí.

No quiero que esto termine-pensé-pero tampoco puedo ser egoísta de nuevo.

El camino se me hizo muy corto, y eso me ponía nerviosa. Las cadenas cada vez más cerca estaban y mi cuerpo cada vez se sentía más pesado.

El vio el lago cuando llegamos y me dio una sonrisa creyendo que era para verlo.

Se sentó en la orilla y me hizo un ademán para que lo imite, con dolor lo hice. Me deje caer a su lado y me arrime a él.

-¿Sabes? Aún recuerdo cuando te conocí aquí. Eras la única chica que maldecía mientras buscaba un collar en el agua. Parecías un mono mojado.

-Idiota.

-Luego de que declinaras mi oferta no pude dejar de verte.

-La decline porque burlaste de mí. Y eso me molestó.

-Aún recuerdo como se te cambiaba la cara al verme-se reía.

-Eras muy odioso.

-Un odioso que luego besabas.

-En mi defensa besabas muy bien.

-¿Y ahora?

Sentí mis mejillas sonrojarse ante su mirada fija.

-No lo sé...

Sonrió de lado.

-Puedo demostrártelo.

Se acercó y delineo con su lengua mi labio inferior, retuve el aire cuando lo tomo con sus dientes y tiro de él. Sus manos fueron a mi rostro y lo acercaron al mío. Demostrándome lo que presumía.

La mente cuando quiere es mala, pues ante mis ojos ella me puso servidas en una bandeja de oro los recuerdos de ambos. Lo acerque y le devolví el beso como pude, tratando de disculparme con él, tratando de darle lo que nunca podré.

Tratando de darle un consuelo de lo que pronto pasaría.

Una lágrima traicionera cayo de mi ojo y se deslizo por mi mejilla. Mordí su labio y me aleje.

-Tengo que llevarte a un lugar...

El asintió confuso pero me siguió. Agradecí que lo hiciera sin indagar. Se me dificulto caminar hacia la casa, por esa razón cuando entre a la casa de madera me arrime de la puerta.

-¿Y esto?-preguntó confuso-¿Qué hacemos aquí?

Solté un jadeo y negué la cabeza sin poder nada. Dolía, dolía como la mierda. Estaba siendo torturada por su mirada, por sus recuerdos. Por la rabia de no poder nunca tener algo con él.

-Damien-solté en un murmuro sintiendo como las lágrimas salieron de mi ojos-lo siento. 

¡Mírame, Jhen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora