No todos los fantasmas son malos, tal vez algunos están resentidos, tal vez otros son egoístas. Pero la mayoría no querrá lastimar a los vivos.
Un ejemplo fue Jhen, una chica la cual fue asesinada y solo quería regresar a vivir, a sentir. A encontrarse con Damien.
Estuvo varios años perdida en este mundo. Hasta que finalmente halló su camino a casa.
Muchos dicen que tal vez fue un sueño pero no lo es.
Sin embargo sé que de vez en cuando me visita. Sus notas o sus golpes en la ventana de mi cuarto me lo informan. Muchos dirán que debo temerla o que soy una ingenua en confiar en un espectro. Pero la verdad hay veces que no es malo tener amigos del más allá.
Claro, no hay que buscarlos.
Porque no todos son buenos. Y algunos llenos de resentimiento mataran a quien los ose invocar. Y lo próximo que sabrás a penas abras los ojos es que ya no estas vivo. Al menos ese fue el caso de Daniela, quien suele rondar por los pasillos del colegio asustando a las colegialas para que no molesten a los muertos como ella. Aunque ayude a las demás sufre, al menos eso me ha dicho Jhen, quien la suele ver y oír llorar cada vez que esta se ve frente a un espejo.
Pero toda esta aventura resulta que será alguna vez olvidada, así que en los últimos minutos de mi vida decidí escribirla.
Mi nombre es Annabelle, tengo setenta y ocho años. Me case con Jackson y tuve dos hijos, a mi niña menor le puse Jhen y creo que de paso es cuidada por la dueña original de ese nombre. Al mayor, Damien.
Jackson se fue hace dos años y hoy es mi turno. Jhen me ha avisado y esta noche esta frente a mi cama con un hermoso vestido sonriéndome cálidamente. No temo morir, no temo perderme.
Jhen me cuida.
Así que a quien lea esta nota. Por favor, no juegues y temas. Vive mientras puedas, respira y ama. Por qué creerme, te arrepentirás cuando estés encerrada en un espejo y cada noche te toque gritar:
¡Mírame, Jhen!
Y aquel espectro solo te sonría y no quiera devolverte tu cuerpo.
FIN
