IX

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Conjuración
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Tal y como los menores habían sugerido, el astuto capitán había comenzado a jugar bien sus cartas, atrayendo la atención de aquella anciana deforme y maloliente para que sus compañeros pudieran llegar de algún modo a tomar sus armas.

Ahra por su parte empezaba a sentir como la sangre abarcaba su cabeza y su mirada cada vez se nublaba más. La muchacha solo quería girar para recobrar algo de aire, pero no quería interrumpir al capitán, quien ya le había arrebatado algunos años a la bruja dejando ver los primeros desconchones en su piel aparentemente aporcelanada. La nariz se teñía progresivamente de un color cían y a Jeon Jungkook se le pasó por la cabeza que tal vez ese color llegaría hasta el entrecejo mientras que la propia nariz crecía un poco más según respondía sin notarlo.

Recordando la pequeña estatura de Park Jimin podríamos olvidarnos de su destreza, no obstante Kim Namjoon cayó en la cuenta de que su saqueador había llegado con los dedos de la mano a agarrar el mango de su daga lunar guardada en su bota. Por el contrario la espada del susodicho estaba demasiado guardada y sería imposible poder desenvainarla en esa situación sobretodo con Baba observándole fijamente mientras que Min Yoongi le espetaba soeces de manera desenfrenada.

Y ese fue el primer error. Dejar al contramaestre soltar cualquier barbarie que se le venía a la cabeza, pues pronto olvidó que debían salir de ahí y mencionó lo que no debía. Las cataratas de los ojos.

—Pequeña rata marina. ¡¿Como osas difamar mi imagen perfecta?!— fue ahí. Donde la bruja, confiada de su apariencia pulcra y joven, se acercó a una de las paredes para reflejarse en un espejo y darles su merecido demostrando su belleza. No obstante, se llevó ella misma una sorpresa.

Su cabello, sedoso, cayendo como una fuente perfecta, se había transformado en una bastante pobre de hebras blancuzcas y calvas debido a la grieta que comenzaba a abrirse en su cráneo demacrado. Su piel, tersa, sedosa, semejante a un icono de cera, ahora se arrugaba y caía por el peso, sus pechos ya no se erguían, sino que le llegaban a mitad del torso, sus labios estaban agrietados... aún no estaba demasiado mal, solo era una anciana, horrible, cadavérica y horrorosa, pero una simple anciana. Aún así se escandalizó, no podía permitirlo.

El segundo error que cometieron los piratas fue por parte del joven Park, quien reflejado en ese espejo sin tener constancia sobre ello, no dudó en sacar su daga y clavarla con fuerza en el ente que sostenía a Ahra cabeza abajo, casi inconsciente. Pero para su fortuna la muchacha reaccionó y cuando aquella cosa aflojó su agarre se impulsó hacia arriba con ayuda de sus piernas y dando un mortal hacia atrás cayó en el suelo arrodillada y clavando sus ojos en la bruja.

Baba se giró, echó su cabeza hacia atrás y sin apartar los ojos de la joven abrió su boca hasta que su mandíbula se desencajó, permitiéndole meter su brazo por su garganta y sacando una daga de su estómago. Jung Hoseok exhaló un grito justo antes de perder el conocimiento horrorizado.

—Necesitarás miel, estoy seguro de que eso escuece luego.— soltó Jimin entre risas.

—¡Me habéis engañado! ¡¿En qué maldito momento habéis preguntado algo?! Habéis traicionado mi confianza.—

—Nunca nos la otorgaste.— comentó Seokjin cortante. Baba hizo que su daga levitara y la envió hacia la garganta del último que habló. La punta rozaba su manzana de Adán y si a Jin se le pasaba por la cabeza la simple función de tragar, se rebajaría la garganta en vertical. Lo supo cuando el arma le pinchó y los ojos de Baba brillaron de euforia.

—¡Baba Yagá!— gritó Kim Taehyung. —Déjanos marchar, no necesitamos un libro, solo nos iremos.—

—Esto no funciona así joven... tu amigo tiene secretos, un alma pura y pulcra, no vale nada.—

DAITYA I: La Travesía Del Mapa Del Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora