Alguien de cabello azul

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(B)
Mis piernas estaba temblando, mi corazón parecía que se iba salir de mi pecho, tuve que esforzarme inhumanamente por no dejar caer la bandeja que tenía en mi mano. Podía acaso ser mas pequeño el universo?!
-Majestad! Bienvenido!
La dueña del lugar se acerco efusivamente a Vegeta pero no lo toco, él solo la miro con esa mirada tan fría que congelaba a todos pero que a mí me provocaba tanta ternura volver a ver. Todas las demás que esperábamos en la puerta le hicimos una reverencia, yo lo hice principalmente para que no me viera la cara, podía tener el cabello de negro, pero mis ojos y todo mi rostro permeancian igual, tendría que conseguir alguna mascara si no quería ser descubierta, y acaso no quería ser descubierta? No lo sabia en ese momento! Estaba demasiado nerviosa de volver a verlo en esas circunstancias!

-Bienvenido majestad
Escuche saludar a Caulifla, ella es May, se encargara de atenderlo en su estancia aquí.
Dijo tocando mi espalda, yo di un paso adelante pero no levante la mirada, rogaba por que no fuera necesario hacerlo si no, no se que haría!
Por fortuna no fue necesario, él solo se detuvo un instante, lo oí bufar y continuo su camino al centro del lugar, agradecí a los dioses por su falta de educación. Cuando escuché que la puerta del vestíbulo se cerraba al fin pude respirar. Resople he inmediatamente fui en busca de algún antifaz, por fortuna Caulifla y las demás fueron tras Vegeta y no notaron mi escapada, o al menos eso creí.

(V)
Otra vez en este sucio lugar, si, era mejor que cualquiera en el planeta, pero no dejaba de ser un sucio burdel lleno de putas sin clase. Entre a la sala principal y tome el lugar mas exclusivo que tenían, no era gran cosa realmente, mire a mi alrededor y la mucama esa, o lo que fuera entendió lo que sucedía, la chica que había puesto para que me sirviera no estaba por ningún lado.

(B)
-Donde demonios te metiste!
Había vuelto lo más rápido que pude tras Caulifla pero ella al verme me agito. -Si nuestro cliente se molesta y destruye todo esto va a ser tu maldita culpa May! Ahora ve, te requiere!
Caulifla me empujo frente a ella. Tuve que respirar profundo y hacer uso de todo mi autocontrol, actúa natural! Me decía a misma.
-Perdone majestad, que desea?
Trate de que mi voz sonara lo mas diferente posible. Hice una reverencia.
-Para empezar, te quiero aquí cuando lo pida, no tengo que buscarte!
Cielos, creo que sería más difícil de lo que pensé, además de todo, no debía actuar como Bulma! Mucho menos responderle como se lo merecía, había olvidado lo prepotente que era.
-Así será majestad.
Le respondí lo más dócil que pude.

(V)
Mas le valía a la maldita muchacha que me habían puesto ser más eficiente o terminaría con ella en un instante.

(B)
Bebió un y solo pidió unos bocadillos, parecía que miraba el espectáculo de chicas frente a él, pero no era así, podía notar su mirada perdida a través de las luces del lugar. Tanto tiempo sin verlo, debía aceptarlo, seguía tan atractivo como siempre.
De un momento a otro se levantó, lo seguí a una prudente distancia hasta que llego a la suite principal, evidentemente ya sabia donde estaba.
Entre tras el y me quede en la puerta
-Desea algo más majestad?
Pregunte
-No, retírate.
Dijo sin voltear, yo me sentí aliviada, sali lo más rápido posible de la habitación cerrando tras de mí, saqué le aire que se había acumulado en mis pulmones. Corrí en busca de algunas cosas que necesitaba para la próxima vez que me llamara, debía estar prepara, para que? No se, pero si el destino me había llevado exactamente ahí, debía aprovecharlo, quizás fuera la única forma de acercarme a él y obtener información sin sufrir su ira.

(V)
El lugar no era feo, había sido especialmente arreglado para mi y permanecía cerrado el resto del tiempo aun así todo en ese lugar parecía sofocarme, era el precio que tenía que pagar.

Le dije a la muchacha que se retirara, necesitaba un poco de paz antes de comenzar con mi tortura.
Me deje caer en la cama mirando el techo color azul celeste claro, casi imperceptible pero ahí estaba, justo como su recuerdo. Cerré los ojos, sabía que ahí estaría él, pero también estaría ella.

Era La Esposa De Mi Padre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora