Ya no era secreto lo de los cortes.
Tampoco de los golpes inexplicables a el mismo.
Tampoco del vomitar.
Pero aun hací...aun habiendo prometido no volver hacerlo.
Allí estaba.
Solo que a diferencia de otras veces se clavo la navaja.
Sonrió y bebió de la sangre que corría por su ante brazo.
Ya no dolía.
Al menos ya no dolía el pecho.
el volver a pensar en el fue echarle mas fuerza.
Avivar el fuego.
La navaja fue empujada aun mas,llegando a topar el hueso, causándole un escalofrío al protagonista de la escena.
Era tan doloroso y satisfactorio al mismo tiempo.
La sangre sin darse cuenta caía al suelo a goterones.
Quito la navaja sin remordimiento alguno y intento lavar la herida.
No se podía, la sangre seguía saliendo.
Ya que.
La aventó con fuerza y se preparo para limpiar el suelo.