Capítulo 5

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—¡Esperen no se vayan! ¡Es un duende bueno! ¡trabaja con papá noel! ¡Trae juguetes para ustedes! —gritaba Candy para que los niños no huyeran, ellos al escuchar la última frase se detuvieron, miraron hacia atrás para ver que el duende no los estuviera siguiendo para comérselos.

Albert también quería detenerlos, corrió a ellos con el saco de juguetes, ellos de nuevo se asustaron y volvieron a huir.

—¡Albert no los persigas! los asustas —lo reprendió Candy.

—Es por el traje que me diseñaste Candy.

—Lo sé, te ves chistoso

—Me veo aterrador, si no, los niños no huirían de mí..

Los pequeños vieron que Candy hablaba con el duende alto, y fueron hacia el.

—Jo, jo, jo —se metió en su papel el rubio.

Uno de los pequeños le cuestionó —¿por qué te ríes como papá Noel si eres un duende?

—Es que papá Noel me dijo que me ría como él, vengan niños vamos a comer los deliciosos platillos que prepararon para nosotros, después les daré sus juguetes.

—Primero tienen que romper la piñata —intervino Candy.

—¿Piñata? ¿Qué es eso?—preguntó Albert.

—Es un muñeco de papel periódico que contiene en su interior caramelos, me enseñó a hacerla una de mis compañeras del curso de cocina que es de nacionalidad mexicana.

Los niños se colocaron detrás de Candy, escondiéndose de Albert, se metieron a la clínica feliz, Albert miró con curiosidad la piñata.

—Le veo un leve parecido a...

—Es la tía abuela Elroy —completó la frase Archie.

Annie se llevó la mano a la boca sorprendida —Si, ,es ella. Candy ¿qué has hecho?

—Es que sólo había pintura azul y la tía abuela usa ese color, así que se me hizo fácil hacerla.

Albert sonrió «Es igualita a la tía Elroy, no cabe duda que Candy es muy creativa»

Los niños se turnaron para romper las piñatas, la otra era una figura del doctor Martín (ese hombre llenito que les ponía alcohol en las heridas o les regresaba los huesos a su lugar cuando se les dislocaban y los hacía llorar)

El banquete era tipo bufé solo a los niños les sirvieron porciones adecuadas para que no hubiera desperdicio de comida.

Albert y Candy varias veces quedaron bajos muérdagos, Archie empezó a sospechar que era plan con maña por parte de Albert para aprovecharse de Candy y así plantarle varios besos.

Candy golpeó su vaso de cristal con una cuchara para que todos le prestaran atención.

—¡Damas y caballeros! quiero agradecerles que aceptaran la invitación para acompañarme a la celebración de la navidad y también por el cumpleaños de Albert, él es muy especial para mí, me ha salvado de todas las formas que existen, me salvó de morir ahogada cuando caí en una cascada, me consoló cuando murió un gran amigo, lo último que hizo fue salvarme de que me devorara un león, en fin le agradezco todo lo que ha hecho por mí, como ustedes saben el perdió la memoria y no sabemos la fecha exacta de su cumpleaños, ya tengo tiempo viviendo con él y no le he celebrado ningún cumpleaños, es por eso que en esta ocasión lo festejamos.

Todos los presentes aplaudieron, apróximadamente eran treinta personas, entre niños y sus mamás, las compañeras de cocina de Candy y sus amigos.

La última NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora