2. Continuando

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En la noche de ayer, preparé una reserva en el restaurante que tanto le gusta a mis chicas. Llevaba intentándolo casi dos semanas debido a que las reservas llegaban ha alcanzar un recorrido abismal, más lejos que el río Támesis en invierno.

Nos preparamos poniéndonos preciosas y elegantes. Mientras Cloe y Natasha se ponían hermosas con sus potingues de maquillaje en el nuevo tocador del cuarto de baño, mi pequeña princesita y yo,nos vestíamos para la ocasión.
Preguntaba a Laila si le gustaba la ropa que llevaba y a juzgar por sus pompitas de saliva, con risas, le encantaba como iba vestida su mamá. Me puse pendientes, algo que me hacía la cara diferente y que se que atraía a Cloe mucho más que una lencería sexy, cosa que yo odiaba en mi cuerpo ya que no me veía sensual,sino, ridícula. Me puse un poco de maquillaje para tapar imperfecciones. Con imperfecciones me refiero a esas asquerosas pequeñas manchas que deja el acné cuando tienes 16 años y se queda para toda la vida y que gracias a mi, no se notaban nada por el tratamiento que me hice natural.

Nos turnábamos a la enana. Era el juguetito de la casa, ese juguete que sabes que crecerá y que cuidarás toda la vida. Natasha estaba radiante, se parecía muchísimo a su madre, tanto que, mirabas una fotografía de hace 7 años de Cloe, y eran totalmente repetidas. Las "gemelas de otro tiempo", preciosas. Por otra parte me molestaba que mi hijastra, estuviera tan guapa, ni que fuera a una gala de los Óscar o a un pasaje de moda de Victoria Secret. No quería que mirasen a mi niña, ni mucho menos a su madre.
Vestí a mi princesita Laila con el mejor de sus vestidos y uno de los preferidos de su madre y su hermana.

Nos fuimos a nuestro almuerzo y ahí, empezó todo...

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2020 ⏰

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Te amé, te amo, te amaré. Volúmen 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora