"¿Qué suena? ¿Qué es? ¿Un bajo se oye a la distancia?
Tal vez no es, pero la ilusión es perfecta entre lo Inefable de su alma
Noble octavo duende, Un Infante que anda entre Esperanzas de Plata.
¡Que tus Plumas te Guíen con el Viento, joven bailarín! Ave de colores escarlatas"
Eso era un abuso de confianza.
Aunque claro, tal vez era su culpa. Freddie solo tenía en su conocimiento que no era muy afán para ese tipo de cosas en esas épocas decembrinas. Re huía como gato al agua. Como niño al brócoli. Como político a hacienda. Y si bien seguro su novio solo lo consideraba un huraño más que decidió adoptar el estilo de vida Grinch, tampoco era lo suficientemente confiado como para decirle la verdad.
La verdad.
El frío viento de Kentish Town lo golpea en el rostro al instante de salir. Gélido, abrasador. La parsimonia de las hojas de los arboles carentes de forraje es dual ante los pequeños cristales que se asientan en sus mejillas.
Como acción reflejo para calentar sus manos, las lleva a su boca, suspirando. Soplando aire caliente y masajeándolas, tambien observando cómo están un poco agrietadas. Combinación de frío y trabajo. No obstante, tenía la suerte regalada por los dioses de que sin importar que tanto daño se hiciera entre las yemas de sus dedos o las tersas palmas, la piel de ahí continúa siendo como la de un infante.
Infante...
No debería de importante, no realmente. Solo va a ayudar a Freddie en más cosas. ¿Pudo decirle que no? Claro, pero era él. Su pareja. El hombre que le causaba felicidad y que cuando llegó a su casa estaba tan expectante decorando todo que simplemente prefería sacrificar su comodidad para verlo feliz. Radiante. Como un alma que al caminar irradia rayos tornasol.
Quizás, solo quizás... Pudiera ser diferente esta fecha, ¿no?
Así que accedió a darle su poca ayuda. Podría poner de su parte al menos una vez. Podría ya no pasarse las horas comiendo pollo frito ordenado frente al televisor. Podría darle a alguien un abrazo sincero y lleno de amor a alguien después de tanto tiempo, cuando el reloj marque las doce en punto. Podría ser feliz ese día.
¿De qué se preocupaba?
Camina por el patio para ir hacia la entrada, teniendo cuidado de no resbalarse con el poco hielo que se acumula en el pavimento. Saca el papel que hubo guardado cuando el azabache le dio su lista.
Tres racimos de uvas. Dos botellas de champagne de Moet & Chandon. Un pastel red velvet de Ladurée. Dos paquetes de gravy. Cuatro gorros de navidad. Cuatro narices de reno con luces. Tres paquetes de luces de bengala. Un muérdago. Cuatro paquetes de cerveza Guinness.
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Crónicas de una navidad desastrosa (DEACURY)
FanfictionHistorias desastrosas sobre una navidad mala, terrible, mala, ¡muy mala! O tal vez no.