Calma la tormenta en mí

99 11 6
                                    

"El noveno duende sale de Londres, con las estrellas brillando en el cielo.

Es un hecho que sabe qué regalo va a entregar, todos vemos con anhelo.

Un Único Sol, está pronto de salir, dejando atrás la noche.

¡Deben de correr todos nuestros amigos con su encargo, antes que Santa les reproche!"


Todo iba de acuerdo como no debería ir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo iba de acuerdo como no debería ir.

Genial.

El estrés y la presión de la situación provocaban más desánimo y amargura en el joven castaño de veinte y cuatro años, quien ha estado intentando pensar en pequeñas soluciones ante los últimos acontecimientos del día.

Si de por sí pensó alguna vez recuperar el espíritu navideño que hace tiempo murió, este no era el camino ni la forma adecuada. Peor aún, sentía más desánimo en querer proseguir con las actividades que tenía planeada su pareja y pasar la noche en un bar o echado en el sofá mientras veía de nuevo los capítulos de aquella serie sosa que sus amigos catalogan.

Cierto, aquella serie había visto su fin hace más de tres años.

Suspira por enésima vez, notando el contraste de la combinación de oxígeno, dióxido de carbono y demás componentes con el frío ambiente del casi desolado parque.

Porque claro, la mayoría de la gente está ocupada en perfeccionar los últimos detalles para la próxima Navidad junto a sus amados, y no en la helada calle con la intriga y quizá desesperación invadiendo su mente.

La idea de volver a casa burbujea de nuevo en su interior, y aunque sabe que el moreno le comprendería, también sabe que la pena y decepción harán presencia en su mirar. Es lo último que necesita en este día.

—Ew, estúpido Freddie —maldice con una suave carcajada mientras su mano izquierda buscaba el móvil en un bolsillo secreto del grueso abrigo que vestía en ese momento. La punta de sus dedos comenzó a doler levemente, aunque fue por un corto periodo, específicamente cuando su piel abandonó el calor de los bolsillos exteriores para realizar su cometido.

De forma instintiva eleva la mirada, observando los alrededores en busca de alguna actividad sospechosa que vulnere su estadía en donde se encontraba en ese momento. Para fortuna de él, ocasionando un suave suspiro, no hay nada que podría mostrarse abyecto.

No es que tuviera un plan en específico a continuación; de hecho, ni siquiera sabe el porqué de su última acción mientras ahora se dedica a silbar una melodía de su infancia como modo de distracción al dolor de la herida hecha por el animal hace unos momentos. Lo único que sabe es que necesita comprar los objetos necesarios para la fecha y, conociendo a Freddie, eso incluye decoraciones y/o accesorios exuberantes, coloridos, grandes, brillosos, etc.

Crónicas de una navidad desastrosa (DEACURY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora