"El once, el último duende, que al trineo debe de montarse.
¡Corre con la Azul Melancolía de fondo, aunque pronto para los niños la noche será un amarillo brillante!
Bajó de su taller privado donde colecciona Juegos y un Instinto sintió.
¡La sensación navideña está aquí! ¡Saquen el pavo, las bengalas y el vino para brindar con emoción!"
Después de aquella conversación con Nick, sale del parque con la intención de ser mucho mas animado en cuanto a las fechas navideñas. Recuperar el espíritu de la navidad.
Camina pensando en solucionar el enorme problema que le ha ocasionado la serie de inconvenientes por los que ha pasado las últimas horas. Suspira intentando convencerse que todo puede solucionarse. Recorre unas cuantas calles más y de repente la mira; una tienda abierta. Parpadea incrédulo un par de veces solo para asegurarse de que aquello no es obra de su imaginación. Pero no; ahí está, es una realidad, así que apresura el paso hasta llegar y entra.
— Buenas tardes— saluda de la manera más cortés y con una sonrisa sincera al dependiente. No puede ser grosero a pesar de que su día ha sido poco más que una porquería. Sin embargo toda su educación y ánimos se esfuman al darse cuenta que el tipo mal encarado muy a penas le respondió el saludo. Vira los ojos, definitivamente le va a costar mantener el optimismo por la navidad.
— ¿Puedo? —señala un trozo de papel y un bolígrafo que se encuentran sobre el mostrador.
— Adelante — responde el tipo de manera apática.
John suspira cansado y fastidiado por la pésima atención del hombre que. Piensa que un poco de cortesía no estaría de más. Trata de ignorarlo; tiene cosas más importantes en que enfocar sus pensamientos, así que con bolígrafo y papel en mano, repasa mentalmente las cosas que Freddie le ha pedido comprar y las anota. Da un vistazo rápido al sitio, sabe que algunas serán imposibles de comprar ahi. ¿Un pastel red velvet? ¿Moet & Chandon? No, ni pensar en la posibilidad de que haya algo así en el inventario de ese pequeño establecimiento.
Forza a su memoria a recordar cada uno de los encargos. Una vez que tiene completa la lista empieza a recorrer los pasillos en busca de lo que hace falta.
Cerveza Guiness; listo aunque solo quedan 2 paquetes, pero eso es mejor que nada. Los paquetes de gravy también están disponibles. Sigue caminando por los estrechos pasillos, también hay luces de bengala y afortunadamente el muérdago también. No hay narices de reno con luces de color rojo «Iugh, renos». Al menos hay gorros navideños. Se concentra en alegrarse por lo que encuentra y no por lo que le hizo falta.
Se acerca al mostrador con el dependiente mal encarado. Deja los articulos que va a adquirir y comienza a rebuscar en sus bolsillos el efectivo para pagar. Le entorpece la búsqueda el hecho de tener la mano derecha lastimada y vendada.
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Crónicas de una navidad desastrosa (DEACURY)
FanficHistorias desastrosas sobre una navidad mala, terrible, mala, ¡muy mala! O tal vez no.