Erase una vez un hermoso hombre que se prostituía llamado Harry.
Un momento. “Erase una vez” es la mejor manera de comenzar una historia para niños, mientras que la palabra “prostituía” es una palabra propia de los adultos. ¿Cómo se puede contar una historia con esta aparente contradicción inicial? Pero, en fin, como en cada momento de nuestras vidas tenemos un pie en el cuento de hadas y otro en el abismo, vamos a mantener este comienzo:
Erase una vez un hermoso hombre que se prostituía llamado Harry.
Como toda persona prostituta, había nacido virgen e inocente, y durante su adolescencia había soñado con encontrar la mujer de su vida (guapa, dulce, inteligente), casarse (vestido de gala), tener dos hijos (que serían famosos cuando creciesen) y vivir en una bonita casa (con vista al mar). Su padre era vendedor ambulante; su madre, costurera, su ciudad en el interior de Inglaterra tenía un solo cine, una discoteca, una sucursal bancaria, por eso Harry no dejaba de esperar el día en que su oportunidad de viajar a otra parte y encontrar a su mujer soñada.
Mientras que su niña no aparecía, lo que quedaba era soñar. Se enamoró por primera vez a los once años, mientras iba a pie desde su casa hasta la escuela primaria local. El primer día de clase descubrió que no estaba solo en su trayecto: junto a él caminaba un chico que vivía en el vecindario y que asistía a clases en el mismo horario. Nunca intercambiaron ni una sola palabra, pero Harry empezó a notar que la parte que más le agradaba del día eran aquellos momentos en la carretera llena de polvo, la sed, el cansancio, el sol en el cenit, el niño andando de prisa, mientras él se agotaba en el esfuerzo por seguirle el paso. Ese día Harry descubrió otra etapa de su temprana vida.
La escena se repitió durante varios meses; Harry, que detestaba estudiar y no tenía otra distracción en la vida que la televisión, empezó a desear que el día pasase rápido, esperando con ansiedad volver al colegio y, al contrario de que el resto de los niños de su edad, pensando que los fines de semana eran aburridísimos. Como las horas de un pequeño son mucho más largas que las de un adulto, el sufría mucho, los días se le hacían demasiado largos porque solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él, imaginando lo maravilloso que sería si pudiesen charlar.
Entonces sucedió...
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Once Minutos
FanfictionHarry es de un pueblo del centro de Inglaterra. Todavía adolescente descubre su homosexualidad. Viaja a Londres, en donde conoce a un empresario que le ofrece un bueno trabajo en Ginebra donde ejerce la prostitución y conoce a poco conocido pintor...