Capítulo 1 (Parte 2/3)

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Una mañana, el chico se acercó hasta él para pedirle un lápiz prestado. Harry no respondió, mostró cierto aire de irritación por aquel abordaje inesperado, y apresuró el paso. Se había quedado petrificado de miedo al verlo andar hacia él, sentía pavor de que supiese cuánto lo amaba, cuánto lo esperaba, cómo soñaba con tomar su mano, pasar por adelante del portal de la escuela y seguir la carretera hasta el final, donde, según decían, había una gran ciudad, personajes de la tele, artistas, coches, muchos cines y un sinfín de cosas buenas que hacer.

Durante el resto del día no consiguió concentrarse en la clase, sufriendo por su comportamiento absurdo, pero al mismo tiempo aliviado, porque sabía que él también se había fijado en él y que el lápiz no era más que un pretexto para iniciar una conversación, pues cuando se acercó a él notó que llevaba un bolígrafo en el bolsillo. Esperó a la próxima vez y durante aquella noche, y las noches siguientes, empezó a imaginar las muchas respuestas que le daría, hasta encontrar la manera oportuna de comenzar una historia que no terminase jamás.

Pero no hubo próxima vez; aunque seguían yendo juntos al colegio, algunas veces Harry unos pasos por delante con un lápiz en la mano derecha; otras, andando detrás, para poder contemplarlo con ternura, él no volvió a dirigirle la palabra, y el tuvo que contentarse con amar y sufrir en silencio hasta el final del curso.

Durante las interminables vacaciones que siguieron, Harry se despertó una mañana todo mojado y pensó que iba a morir. Decidió dejarle una carta diciéndole que él había sido el gran amor de su vida y planeó internarse en el bosque para ser devorado por algún animal salvaje. Así sus padres no sufrirían con su muerte, pues los pobres mantienen siempre la esperanza, independientemente de las tragedias que siempre les suceden. Pensarían que había sido raptado por una familia rica y sin hijos, pero que tal vez volvería  un día, en el futuro, lleno de gloria y de dinero; mientras el actual (eterno) amor de su vida se acordaría de él para siempre, sufriendo todas las mañanas por no haber vuelto a dirigirle la palabra.

No llegó a escribir la carta, porque su padre entró a su cuarto, vio las sabanas sucias y comenzó a reírse a carcajadas. Harry se quejó de Dios, pero acabó arrepintiéndose. No conseguía acostumbrarse a la ausencia del niño y no dejaba de recriminarse por la actitud estúpida de huir de aquello que mas deseaba. Un día, antes de empezar las clases, fue a la única iglesia de su ciudad y juró ante la imagen de San Antonio que tomaría la iniciativa de hablar con él.

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Bueno, es la primera novela que subo y no se, gracias a Katy que fue una de las primeras en leer la historia los amo.

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