14

2.9K 334 6
                                    

Tengo un hermoso presentimiento de que tu eres mi gran tesoro sagrado.

[Andromeda]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Andromeda]

—Una explosión como... Más bien, un poco más grande que la explosión del gigante fue liberada, lanzada justo hacia él— El polvo de tierra comenzó a desaparecer y buscando al responsable me aleje de Arthur —Fue un milagro.

Sólo aun par de metros lejos de nosotros se encontraba una silueta más —No, este es su poder mágico— Arthur ya reconocía mejor que nadie de quien se trataba. Yo lo veía venir a decir verdad, pero eso no quitaba el hecho de sentir el terror en mi —"Contra ataque"

—¡Yo!— Escuchamos su peculiar risa mientras por fin la capa de polvo desaparecía por completo revelando a nuestro salvador —Cuanto tiempo chicos ¿Cómo has estado Arthur?

—¡Señor Meliodas!— Senti a Arthur temblar detrás de mi y sonreí.

—Justo a tiempo, señor Meliodas— El rubio giro a verme y me guiño el ojo.

—Bueno, debo de reconocer que Merlín me envió perfectamente en el momento correcto— Se rasco la nuca —Pequeña Andromeda— Me miró con seriedad —Te pido que te quedes aquí.

—¿Qué?— Se giro hacia el gigante, y observe como aquel cerdo volaba para distraerlo —¡Ahora!— Salió a toda velocidad para atacar aquel golem.

—¡Todos sigan al señor Meliodas!— Me iba a mover, pero Arthur me detuvo —Tu no, ya lo escuchaste— Iba a protestar, pero se fue antes de que tan siquiera me dejara hablar.

Una impotencia me inundó el cuerpo y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba a lado de Merlín y Diane, observe a mi mentora y apreté mis labios —Sabía que no te quedarías quieta.

—¡Andromeda!— Sólo pude atinar a regalarle una sonrisa ladeada a Diane.

Como pude sostuve mi equilibrio mientras Merlín hacía movimiento bruscos en el vuelo —Eso es injusto— Mire como todos corrían al ataque contra aquel gigante. Pero de un momento a otro las cosas se pusieron feas y era Arthur quien se encontraba entre el puño del gigante —¡ARTHUR!— Merlín me congeló en mi lugar.
La observe notando también en su rostro la preocupación. Regrese mi vista suspirando con alivio al ver que Meliodas lo había salvado —No vuelvas hacerme esto— Solloce mientras me relajaba. Merlín sabía a lo que me refería, mientras Diane se acercaba a mí y tomaba mi brazo para así ambas ver la pelea bajo nuestros pies —Se han quedado sin armas— Puntualice mientras pasábamos cercas de ellos por segunda vez.

—¡Capitán! Aunque aún necesitamos terminar nuestra discusión sobre regresar "eso" o no...— Algo a mi lado se hizo presente y por fin pude moverme —Por ahora te daré esto.

Sonreí y negué mientras ella dejaba caer aquella espada —Recuerdo hace diez años, cuando recién llegamos a Camelot y entramos a una tienda de empeños, Merlín casi mato al hombre a cargo por poseer aquella arma. Hasta que nos dijo que la habías vendido, idiota de tu parte, con todo respeto señor Meliodas— Hable olvidado el gran susto que había pasado momentos antes.

—Alcanzó un precio muy alto...— Meliodas salto en el aire y atrapó su querido y preciado tesoro sagrado —Aún lo recuerdas— Murmuró Merlín hacia mí— Observe a Diane, quien parecía estar en estado de Shock.

—Incluso recuerdo la placenta de mi madre ¿Por qué olvidaría eso?— Merlín cerró sus ojos con una sonrisa de burla, yo también hice lo mismo, pero seguí observando a Arthur con preocupación.

—¿¡Ese es el tesoro sagrado del Capitán!?— Diane preguntó por fin.

¯¯¯¯¯¯\_(¬¬)_/¯¯¯¯¯¯

Una vez terminada la batalla con un épico golpe, el señor Meliodas por fin nos mostró lo que podía llegar hacer con su tesoro sagrado y rápidamente todo comenzó a tomar más relajación.

Merlín rápidamente nos bajo y casi sin pensarlo corrí hacia Arthur para saltar hacia él y hacer que ambos cayeramos al suelo, pero no nos importo, porque lo sentí ocultar su rostro en la curvatura de mi cuello y hombro. Suspire aliviada y al separarme de él sonreí —Consiganse una habitación.

—¡Capitán!/¡Señor Meliodas!/¡Meliodas!— Diane, Elizabeth y Merlín le gritaron al rubio por su comentario nada apropiado.
Me separe de Arthur y ambos nos pusimos de pie sonrojado por eso.

—Lo siento— Me disculpe con Arthur. Él sonrió y negó mientras volvía a tomarme entre sus brazos y abrazarme, dándole la espalda a él para poder verlos a todos.

—¿Podrían explicarme que sucede? Porque aunque le suplique a Andromeda ella no me dijo nada— Sus manos entrelazadas sobre mi abdomen apretaron mi cuerpo hacia el suyo, en modo de protesta.
Meliodas fue quien comenzó aclararle todo y eso me hizo saber que ya podía hablar de aquel tema con libertad y sin temor a que nadie se alterara, aunque sabía que lo harían de igual forma —Los diez mandamientos— Lo escuché susurrar después de los cinco minutos en los que Meliodas calló —La fuerza de élite que estaba bajo las órdenes del rey demonio sellada en los tiempos antiguos— Recordó mis palabras de hace bastante tiempo.

Gire mi rostro para poder verlo y le sonreí de lado —Así es— Pero él no se veía contento, lo entendía. Estábamos hablando de algo fuera de nuestros límites.

—Y la razón por la que este abrumador monstruo comenzará a moverse— Siguio hablando Meliodas captando que Arthur ya había procesado lo primero —Fue porque los diez mandamientos fueron despertados de su sello  de hace tres mil años.

—¿Eso fue lo que tratabas de decirme, Andromeda?— Asenti ante la pregunta de Arthur. Quien simplemente se quedó callado.

—Sé que estas pasando un mal rato tratando de creerlo, pero es la verdad— Gire para ver a Arthur frente a frente. Parecía totalmente abrumado con la noticia.

—Sí, sería difícil de creer sí no hubieramos a este monstruo con nuestros propios ojos...— Hablo un caballero sacro que estaba cercas de nosotros.

—Solo imaginar a la antigua Británia con esto monstruos corriendo libres es aterrador— Una corriente me recorrió el cuerpo, como cuando llego a recordar algo con mucho éxito. Pero la diferencia es que esa vez no sabía de qué exactamente, porque el simple comentario me pareció peculiar escucharlo.

 Pero la diferencia es que esa vez no sabía de qué exactamente, porque el simple comentario me pareció peculiar escucharlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿De qué sirve enterrar los recuerdos si todos los días les llevas flores?

𝘍𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢  "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora