Happy Hour - Bum Bum One Shots y... Monasterio Vibes (P1)

One Shot 1

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PARA DESPEDIR EL AÑO SE ME HA OCURRIDO ESCRIBIR ESTE ONESHOT.

HUBO ALGO QUE NOS SORPRENDIÓ DE LISBOA EN LCDP3 Y SI NO NOS DAN UNA REVANCHA EN LA PARTE4 PORQUE VAMOS QUE LISBOA SE LA MERECE! 💥🙌🏻 AL MENOS TENDREMOS ALGO COMO ESTE ONESHOT PARA IMAGINARLO.

ESPERO QUE ME CUENTEN QUÉ LES PARECIÓ! 😏🔥

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Sergio abrió los ojos lentamente, su cuerpo estaba frío, parpadeó observando el ventanal en la oscuridad, estaba cerrado tal y como lo había dejado. Bajó la mirada y la desvió de inmediato hacia su derecha. Sonrió. Raquel estaba aferrada a las sábanas que le había quitado por completo. Siempre era igual, se dormía sobre él con una pierna sobre su cuerpo y uno de sus brazos sobre su pecho y en mitad de la noche le robaba todas las sábanas. La contempló un instante como todas las veces que creía estar soñando. Sabía que no podía ser más afortunado porque esa mujer a pesar de que parecía una fantasía era absolutamente real. Era lo más hermoso que habían visto sus ojos jamás y sentirla durmiendo a su lado era una de las pocas cosas que lo ponía como un loco. Quizás fuera porque todavía no podía creer que estaba allí con él pero la realidad era que siempre se despertaba con ganas de hacerle el amor. Todo en ella lo invitaba a que la despertara para satisfacer su capricho y el de ella probablemente porque solo cuando estaba dormida dejaba de buscarlo aunque siempre le confesaba que ni así sucedía porque no dejaba de soñar con él. Parecían dos adolescentes, dos recién casados, siempre estaban en eterna luna de miel pero es que ¿cómo no sentirse así cuando no había dudas de que se deseaban como el primer día? Y en aquel momento él se había despertado una vez más con un único antojo que para su fortuna descansaba junto a él ¿Cómo saciar su apetito? Esa era la pregunta clave. Tiró de las sábanas dejando su cuerpo al descubierto y la observó entre las sombras. Vestía ese camisón de seda dorado con blanco que había comprado en Palawan y por la manera en que estaba relajada podía ver aquellas bragas doradas con detalles rosa suave que coqueteaban con su piel. Abrió sus piernas tan solo un poco lentamente y se acomodó en medio, no tenía pensado apresurarse, nunca era bueno cortar un antojo. Todo su cuerpo delicado y perfecto reaccionó con suavidad, a la vista ella tenía sueño y no pensaba cooperar. La manera en que la seda se movía sobre su piel dejando que él pudiera ver tan solo partes de su cuerpo era sumamente excitante ¿Cómo resistirse a la desnudez de esa mujer, su mujer sin sentir la respiración entrecortada ya? Se arrodilló entre sus piernas, la observó detenidamente. Quería acariciar todo su cuerpo con dulzura delineando su figura con el calor de sus dedos tal y como lo estaba haciendo su hermosa y larga cabellera y la seda sobre su piel bronceada pero en el fondo estaba de acuerdo con su deseo y prefería no despertarla. Sonrió ¿Cómo saciar su apetito? Acababa de encontrar la respuesta a su pregunta. Se reclinó sobre ella, desenredó sus piernas entre las sábanas con cuidado, apenas apoyó sus labios rozando la seda desde el centro de sus senos bajando por su cuerpo, la tela era suave, resbaladiza y estaba fría, probablemente por el aire en la habitación pero él prefería mucho más el calor de su piel. Levantó el camisón tan solo un poco y arrastró la punta de la nariz por su vientre rozándola con su barba hasta terminar el recorrido besando el centro de sus bragas. No pudo evitar suspirar, mordió esa línea adonde acababa su suavidad y comenzaba otra en forma de encaje raspándole la piel, la misma que se hundió repentinamente ante sus ojos en compañía de una suave queja que se escapó de sus labios. Raquel estiró una de sus manos, él levantó la vista observando su piel ya erizada. Quería alcanzar las sábanas que él le había quitado, si creía que aquello había sido producto de un sueño, estaba muy poco preparada para lo que estaba por venir. Sus dientes atraparon el encaje, deslizando las bragas hacia abajo terminando de ayudarse con las manos hasta quitarlas del medio. Volvió a incorporarse, apoyó las plantas de sus pies suavemente sobre la cama abriendo sus piernas, su cuerpo comenzaba a inquietarse pero sus ojos seguían completamente cerrados y era así como los quería. Se recostó en la cama con comodidad y deslizó sus piernas por encima de sus hombros con suma delicadeza como si estuviera tratando con una muñeca de porcelana. Claro que eso no duraría mucho, abrió un poco más sus piernas y se concentró en su sexo de lleno. Abrió su interior de inmediato dejando que su lengua hiciera los honores, lamió sus labios, sintió su cuerpo despertarse y estremecerse de inmediato como si lo hubiera tocado un rayo. Movió su rostro sobre la almohada y soltó un pequeño gemido, el calor de su lengua era demasiado real como para ser parte de un sueño, quería moverse más pero él tenía sus piernas atrapadas con los brazos y las manos estaban apretando su pelvis. La acercó con más fuerza para sentir su sabor natural más a fondo, aquella delicadeza duraría poco. Ella soltó un gemido seguido de su nombre y él levantó la mirada.