Cancún, México
Los cuatro países caminaban por las calles de Cancún. Un lugar caluroso pero al mismo tiempo cálido. Una brisa pasajera acariciaban las mejillas de los americanos. De vez en cuando, las nubes tapan el sol, dando un sentimiento relajado a las calles. Esa aura de calma parecia eterna, pero en momentos, las nubes siguieron su curso; haciendo que el ardor del sol volviera a las calles.
Buscaban una tienda de smokings, una que, según el canadiense, estaba algo lejos del lugar donde se haría la boda, así, sería como una sorpresa.
Pero Argentina no pensaba en eso ahora, es momento importante para su amigo, claro, pero sus ojos y atención recaía en las 8 estrellas que estaban a su lado. Se veía mejor que de la última vez que se vieron. Menos perdido en las circunstancias en las que estaba antes. Entendiendo que las cosas deben ser así. O por lo menos eso veía el argentino.
Al llegar al lugar, una chica de aspecto cansado los atendió:
-¿Qué puedo hacer por ustedes?- pregunto con cierto acento mexicano
-Buscamos a...- dijo Canadá, sacando de su bolsillo una hoja arrugada- Sr. Wellhek
-Vaya al segundo piso, ahí estará- dijo sin ver a los cuatro chicos
Al subir las escaleras, Canadá y México subieron más apresurados. Dejando a el tricolor y bicolor atrás de ellos. El venezolano le susurró a Argentina:
-Che, ¿cómo andas?
Trago saliva subiendo otro escalón para estar junto al tricolor
-Todo fino ¿cómo están los carajitos?- respondió tratando de imitar la voz del venezolano, el cual río por lo bajo
-Callate, a ti no te sale- dijo con un tono sarcástico y tratando de no reír tan alto
Es bonito volver a eso, las charlas tranquilas que alguna vez tuvieron juntos. Aunque, al mismo tiempo, lo hacía sentir extraño, recordando la emoción que alguna vez sintió.
(...)
-¡Bueno este tercer smoking tal vez te guste!- exclamó Canadá lanzando un traje bastante brillante al otro lado del camerino. Para luego ir a buscar otros
Frente al camerino, los dos sudamericanos estaban sentados en el sofá blanco. El bicolor a la izquierda y el tricolor a la derecha.
-Mm, ¿cuál te gusta?- soltó el venezolano haciendo vibrar la "m"
-Que se yo, ¿el negro?- dijo al ver los trajes que ya se habia probado el mexicano
-¿Y el azul?- agregó, rascándose la nuca. Buscando temas de conversación
-Muy izquierdista- el de 8 estrellas golpeó el hombro de Argentina de forma irónica- ¿y el tripalosky? ¿No llevan ya un año?
-Llevabamos...-
Argentina abrió los ojos como platos. Aún recuerda el 15 de Julio que pasaron en Rusia. La manera en la que se sintió el año pasado. Los meses pasados...
-¿Cómo te... sentís?- preguntó viendo la mirada desviada de Venezuela
-Bien...- respondió, cuando sintió la mirada del argentino. Volteo y miro a los ojos del bicolor- ¿no sabías?
-No... ¿todo el mundo sabía menos yo?- dijo con una sonrisa. El chico le devolvió la sonrisa.
-Arge, mira, gracias- dijo algo apenado y desesperado
-¿Por qué?- pregunto frunciendo el ceño
-Gracias, por estar al lado mio- respondió como si fuera lo más obvio del mundo- Se... yo se lo mucho que sufriste... y siento que es mi culpa, yo te debo todo.
Argentina sintió su corazón dar una vuelta. El no sabía de lo que sentía. Para nada. Tenia ganas de agarrarlo de los hombros y simplemente darle un beso. Hablar con la boca cerrada sobre lo que pensaba de esas palabras.
-Vene... No, es tu culpa- tartamudeo buscando palabras para expresarse- Ni la mía, no me debes nada. Por favor, no te sientas así por mí
-Yo... Arge- suspiró viendo como el argentino se acercaba con disimulo- Lo siento
Ese "lo siento" lo dijo con todo su sentimiento. Diciendo las vocales de una manera delicada, pensando y preparando como pronunciarla. Cada sílaba. Las pequeñas lágrimas saladas no tardaron de salir para recorrer el lienzo azul que son las mejillas del bicolor.
-N-No, yo lo siento- cerro lo ojos, sintiendo un dolor en la cabeza. Aliviado por la mano cálida del menor. Borrando las líneas de agua que se formaron en la cara del argentino
Se acercó lo suficiente a la cara del mayor, para luego sentir los labios mojados en lágrimas saladas en los suyos. Las manos del bicolor buscan la cintura del menor. Esta vez, no lo iba a dejar ir. Apretando sus ojos y acercando el cuerpo del menor al suyo. Sus piernas de alambre se enredaron con las del 8 estrellas. Un aura de felicidad inundaba la habitación. Y dos personas que se aman al fin se juntan.
El mexicano salió del camerino con un traje azul marino. Al ver a los dos chicos, simplemente sonrio, se llevó los trajes en al antebrazo y bajo las escaleras sin hacer ningún ruido.
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ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ ᴅɪsᴇᴀsᴇ
Random[libro viejo q decidí volver a publicar jajaja] Tres pétalos salieron de su boca bañados de saliva. Miro sus colores tan familiares. Sin orden específico, se dio cuenta de los colores. Rojo, Amarillo, Azul .