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El sonido de las gotas de agua la despertó, Haeri estaba en su balcón, recostada por la mesa. Abrió sus ojos lentamente acabando con ese sueño tan placentero por el que estaba pasando, a su alrededor estaban un montón de latas de cervezas. La chica se limpió sus ojos a la par que las gotas de lluvia caían de a poco, estaba lloviznando.
Se levantó rápidamente cuando esas gotas comenzaron a salpicarla. Y entró adentro de su casa. Haeri vivía en el cuarto de la azotea, el segundo piso.
La lluvia era más rápida y los truenos comenzaron a sonar mientras ella se preguntaba a sí misma cómo terminó dormida ahí.
De repente sintió un dolor fuerte en la cabeza, era la resaca. Se movió y caminó hasta la cocina a buscar algo que le calme el dolor, no había absolutamente nada. Mientras iba buscando encontró un libro, el libro que siempre leía cuando se sentía devastada.
Lo observó durante varios segundos y llegó a la conclusión de que tenía que desaserse de ese libro. Cada vez que leía página tras página le daba ganas de tomar y tomar una vez más alcohol. Según Haeri, el libro era el causante de que tomase hasta el punto de terminar borracha.
Era hora de acabar con ese problema, el causante de su enorme dolor de cabeza.
Haeri sabía que el libro ni la historia tenían nada que ver, era ella, sus problemas y su vida la que causaban ese dolor. Pero como siempre intentó buscar una excusa para no culparse a sí misma.
Con desánimo, agarró aquel libro y lo metió a la basura. Sacudió sus manos y pensó que con eso dejaría de querer tomar alcohol.
Siguió con lo que estaba en mente, como no había nada en la cocina, tal vez estaría en su habitación. Su desordenada habitación, la vida de ella era un desastre, como su habitación.
Comenzó a dar sus pasos dirigiéndose a su habitación, cuando se encontró frente a la puerta, estiró la manija y la empujó para que esta se abriera. Grata fue la sorpresa que encontró. Sus ojos se abrieron sorprendidos, estaba de lo más atónita. Pero cualquiera estaría así después de encontrar a un desconocido en su cama.
Él estaba dormido, con un uniforme escolar puesto. Llevaba puesto los zapatos, y tenía ambas manos recostadas por su cara. El dormía sonriente.
Haeri seguía desconceratada.
El chico parecía de su edad, tenía el pelo castaño, desordenado, el cabello le cubría la frente y era un poco rizado el pelo que tenía de frente. Era lindo, muy lindo. Su contextura física era delgada y era tan alto que sus pies salían fuera de la cama.
Haeri por su parte seguía tan sorprendida. Cuando por fin pudo reaccionar, gritó tan fuerte que el chico despertó. La miró, se acomodó y se sentó. Seguidamente sonrió como si fuese que la conociera. La miró fijamente, era una mirada tan extraña para ella. Por un momento sintió que el chico estaba enamorado de ella, porque esa era su mirada, la mirada de un enamorado.
El sólo sonríea felizmente al verla, cuando después dijo algo.
-Buenos días amor mío -saludó con la mirada puesta en ella-. Estoy tan feliz de verte.
¿Porqué un extraño le estaba diciendo eso? ¿Qué pasó la noche enterior?
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No Soy Ficticio.
Fantasy~¿Qué harías si el personaje principal de tu libro favorito aparece en la vida real?~ Ella no llevaba una vida tranquila, sus días en el trabajo era pésimos, el novio que tanto amaba la había engañado con su prima. Sin duda alguna ella no pasaba por...