Carta ocho

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Cuando vemos las olas del mar podemos distinguir como el agua salada fluye, primero empuja con intensidad y después vuelve a mezclarse junto con la espuma

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Cuando vemos las olas del mar podemos distinguir como el agua salada fluye, primero empuja con intensidad y después vuelve a mezclarse junto con la espuma.

Oh David, no tienes idea de cuántas veces he querido volver a ti como la espuma. Es erróneo que mis sentimientos sigan creciendo, pero como he dicho, el agua siempre fluye.

No entiendo cómo puede haber personas que atraviesen un océano por estar cerca de otra que no tiene la más remota idea de los sentimientos que indirectamente recibe, y ni tan siquiera dedica un pensamiento o unas palabras hacia ellos.

Y no comprendo como yo puedo pertenecer a ese grupo.

Trato de buscar una fuente de felicidad que no involucre tu nombre. Pero oh David... Fracasó al recordarte.

Me hundo al hablarle a mis amigos de ti, como un barco en marea alta junto a un capitán que no logra salvarse a sí mismo y a su tripulación. Todo se pierde y al final solo queda el vacío que dejaron.

Un vacío como el que mi corazón siente por ti al no tenerte a mi lado.

Ojalá pudieras quererme como lo hago yo.

Ingenuamente, Alex.

Ingenuamente, Alex

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Ingenuamente, AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora