Colmillos y Garras - Almas Gemelas (Seungyul - x1)

Crónicas del dolor

El par de hermanos cambiaformas se habían sentado en la banca que antes había ocupado el menor con el vampiro. Dongpyo no entendía el porqué del nerviosismo y la tristeza de su hermano, no había develado mucho pero su expresión era de profunda tristeza

-lo recuerdo, muy poco a decir verdad, pero recuerdo su sacrificio- susurró el menor de los cambiaformas

-él era mi mejor amigo, éramos como almas gemelas, sabíamos cuando el otro estaba triste, o cuando teníamos un mal día, simplemente nos recostábamos juntos en el césped o al lado de alguna laguna y los pesares se iban. Es ese tipo de cosas o sentimientos que no puedes explicar con palabras. ¿recuerdas cuando en la biblioteca encontraste un viejo libro que hablaba de almas gemelas?-

-sí, tu dijiste que era estúpido y Dongbin lo rompió- Dongpyo movió sus zapatos en la tierra formando inconscientemente un corazón

-bueno, yo sabía desde ese entonces que Seungyoun era mi alma gemela y la persona con que quería pasar el resto de mi vida- sonrió con tristeza, para soltar un largo suspiro. Dongpyo lo miró asustado mirando hacía todas las direcciones, cerciorándose de que nadie los estaba escuchando

-pero ambos eran alfas-

Hangyul asintió, levantando su mirada de sus viejas y gastadas zapatillas para seguir –sí, ambos también estábamos conscientes de ello, por eso cuando ya no pudimos controlar lo que nos pasaba comenzamos a vernos en secreto, pero vernos de manera más... íntima. Todo era maravilloso a su lado, él me amaba con la misma intensidad que yo lo amaba a él, sentirse así de correspondido fue el mayor de los placeres que viví, sus ojos brillaban cuando me veía llegar, su risa retumbaba en el bosque cuando nos hacíamos cosquillas, su pelaje era hermoso al transformarse y sin embargo... tuve que arruinarlo todo-

La luz que había llegado a los ojos del alfa se esfumó por completo, alertando a su hermano

-mi lobo en aquel entonces era egoísta, celoso y demandante, quería más, siempre quería más. Estaba celoso de las omegas que lo coqueteaban, de los dichos de los ancianos que lo presionaban para que eligiera a una compañera, que una noche no pude controlarlo más y lo marqué- Dongpyo contuvo la respiración abriendo en desmedida sus ojos

-marcaste a un alfa- susurró mientras cubría su boca

-tampoco pensaba que fuese posible, pero lo hice. Cree al instante un nuevo lazo con él, pero su lazo familiar lo detectó enseguida y el grito de guerra se alzó. Me pidió que escapara y como un idiota, cobarde lo obedecí, estaba tan asustado que corrí lo más lejos que pude y cuando intenté regresar era demasiado tarde, estaban a punto de sacrificarlo-

-todos estaban allí, la manada, su familia, mamá, papá, el idiota de Dongbin y hasta tú Dongpyo. Viendo con los brazos cruzados y miradas juzgadoras como sacrificaban al hijo alfa del líder, y sobre todo al amor de mi vida. El dolor en el pecho que sentí en el momento que esa espada atravesó su corazón, no se lo deseo a nadie, fue como partirte por la mitad estando vivo y agonizante, rogando por piedad y viendo como la persona que amas pierde la vida- paró de relatar mientras las lágrimas de ambos caían sin control, ambos habían bloqueado sus lazos familiares para que eso fuese totalmente íntimo, pero Dongyo no necesitó de aquello para empatizar con su hermano. Tomó la gran mano del alfa, entre las suyas y lo animó a seguir para que se desahogara por primera vez en 7 años

-recuerdo que me desmayé por una mezcla de dolor y angustia, cuando me desperté a la semana papá me informó que esa noche habíamos sido atacados por vampiros y que asesinaron a varias familias, entre ellas a la del líder, atribuyeron mi inconciencia a un ataque de uno de ellos o algo así, no lo sé. No preguntaron mucho y yo tampoco les expliqué demasiado. Busqué su cuerpo para darle un entierro digno y tener un lugar para llorar mis penas y martirizarme el resto de mi vida, pero nunca lo encontré, supongo que esos chupasangre lo descartaron como al resto de los asesinados. No sabes cuánto me arrepiento, no sólo de haber arruinado un amor genuino que jamás en la vida experimentaré de nuevo, sino de haber sido un cobarde y de no haber peleado a su lado, mi lobo lleva un gran dolor, pero soy consciente que debo seguir y uno de esos propulsores fuiste tú, enano-