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Eran las siete de la mañana en punto y la alarma de Minho ya estaba sonando, avisando que ya era la hora de levantarse. Despertó lentamente, mientras una sonrisa aparecía en sus labios.

Hoy era su cumpleaños. Y ya se imaginaba los regalos de sus tíos y padres y la cena que tendría su madre para él al llegar de la escuela.

Tendría por todo el día el sillón reclinable solo para él, sin que su padre lo regañara por estar en su preciado sillón. Pero sobre todo, se imaginaba la tarde con Jisung; abrazados y mimándose uno al otro.

Estiró su cuerpo y dio un gran bostezo. Corrió las mantas a un lado, y se puso de pie apagando la alarma.

Entró al cuarto de baño y se dio una rápida ducha. Salió con una toalla rodeándole la cintura y se vistió con su pulcro uniforme. Tomó su mochila que estaba en un rincón de la habitación y bajó las escaleras. En el comedor se encontró con sus padres, quienes se levantaron al instante al verlo. Le dieron un fuerte abrazo entre los dos —que casi le saca todo el aire de los pulmones—, y su madre le dio besos en todo su rostro.

—Mi niño ya tiene diecisiete años. Ya todo un hombre ¿No? —dijo su padre, golpeando su hombro "cariñosamente".

Minho quería soltar un quejido, pero lo retuvo y solo sonrió. Su padre tenía una gran fuerza gracias a que cada noche después del trabajo hacia ejercicios que lo ayudaban a mantenerse en forma.

—Hijo, te queremos entregar un regalo con tu madre. Más bien es un regalo para ti y para Jisung —habló su padre. Desapareció por las escaleras unos minutos y después regresó con una bolsita de regalo en manos. —Toma. Esperamos que lo disfruten como se debe

Minho sonrió y dio las gracias muy contento. Empezó a abrir su regalo con entusiasmo, pero su rostro se tornó rojo al ver el contenido de la bonita bolsita.

—¡Papá! —gritó avergonzado mientras no despegaba la vista del "regalo".

—¿Qué? ¡Te van a servir, hombre! El momento puede llegar a cualquier hora, y quiero que estés preparado. ¡Además son de fresa! Y te ayudarán a prevenir enfermedades ¿Qué más quieres?

Minho con su mano libre tapó su rostro aún rojo por la vergüenza.

Su padre le había regalado una caja de condones.

—Así que quiero que la lleves en tu mochila por cualquier cosa —su padre le arrebató la cajita y la tiró dentro de la mochila de su hijo.

—Papá, cualquiera se puede meter en mi mochila y ver la caja. Mejor la dejaré aquí

—Ay qué poco romántico, Lee Minho—el señor Lee introdujo su mano a su bolsillo y sacó algunos billetes. —Toma dinero para que pagues un motel como la gente decente y no lo traigas aquí a la casa —y se lo extendió a un rojo Minho.

—¡Mamá dile algo!

. · . · . *

Minho apenas puso un pie en la escuela, Hyunjin llegó a su lado gritando como loco deseándole un feliz cumpleaños.

—El bebé Honnie ya tiene diecisiete añitos —molestó el menor apretando las mejillas del cumpleañero.

—¡No me llames así! —se quejó Minho a la vez que quitaba de un manotazo las manos de Hyunjin de sus mejillas. —Solo Sunggie me puede llamar así.

—Mamón —rió Hyunjin. —Y hablando del rey de Roma, mira quién viene allá —Hyunjin hizo un movimiento con su cabeza, apuntando detrás del pelinegro.

Minho se giró con entusiasmo, viendo a su hermoso pelirubio caminar hacia ellos.

—Hola amor —saludó Jisung con un beso en los labios a Minho. —Hola Jinnie hyung —se acercó al mencionado y lo abrazó. Una vez que se separó, miró a Minho y le sonrió angelical.

𝐛𝐢𝐫𝐭𝐡𝐝𝐚𝐲 ↷ 𝐦𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora