Capítulo 1: Conocerse

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—¿Ya elegiste tus cinco categorías principales?
—Como puedes ver, sí
—Uy, no hay necesidad de ser tan agresiva
—No hay necesidad de ser tan entrometido en la vida ajena, pero aqui estamos... tú me estás pidiendo que haga algo que no quiero y yo te estoy haciendo caso, como siempre.

Taco la miró ofendido

—Bueno, nadie te está obligando.
—Bueno, me voy.
—¡Espera! ¡Yo te estoy obligando!
Giselle rió mientras él le jalaba la muñeca y la volvía a sentar en la silla del comedor. Su hermano siempre había sido fácil de leer para ella, pero siempre le daban gracia sus expresiones... los días se volvían agradables cuando estaba con él.

—¿Ya decidiste el rango de edad al que le quieres hablar?
—Claro que voy a elegir de mi misma edad, ¿para qué le quiero hablar a un anciano?
—No seas grosera, tal vez quieras aprender a tejer o a planchar o lo que sea que los de tercera edad te puedan enseñar.
—Y yo soy la grosera.
—O tal vez quieras un sugar.
—¿Un qué?

Taco la miró con sorpresa y ella con la esperanza de que estuviera jugando o que hubiera escuchado mal.

—Un sugar daddy
—No necesito que repitas la palabra, necesito que me digas qué es.
—Uy, no sé.
Giselle podría reconocer ese tono en donde sea... él lo tenía cada vez que mentía pero al mismo tiempo tenía ganas de reir, además, decía todo de una forma rápida y poco entendible.

—Ya dime qué es.
—Tú y yo no necesitamos tener esta conversación. Sigue creando tu perfil, anda.
—Mmm
Giselle decidió escucharlo pues no le daba tanta curiosidad como la nueva aplicación de su hermano.

— ¿Y eso que decidiste crear esto?
— No sé, te miraba muy sola y enciclada en tu propio cuarto. Creí que necesitabas algo para ti.
— ¿Pero toda una aplicación? Además, ya hay varias así.
— Pues sí pero la mayoría es para buscar pareja y yo no creo que necesites, creo que necesitas amigos.

Giselle lo miró ofendida. Claro que tenía amigos. Aunque ninguno tan cercano como para visitarla o verla todos los días. Pero tenía a su hermano y eso para ella es muy importante.

— Estoy seguro que piensas algo como "Sí tengo así que no necesito y te tengo a ti" 

¿Cómo lo supo?

— Pero, ¿sabes? necesitas salir un poco más. Quién sabe, tal vez te guste.
Además, ahorita solo encontrarás a mis conocidos, así que tampoco creas que vas a hablar con cualquiera. Te quedarás en la ciudad y además hablarás con gente que no es rara porque tu hermano te lo garantiza.
— Pero tú eres raro.
— Pero un raro que te cae bien.
— ¿Quién dice?
— Deja de entrar en negación y dale una oportunidad. Lo mismo hiciste con Karate y te terminó encantando.
— Bueno, es verdad.
— ¿Y de quién fue la idea?
— Tuya. 
— No te escucho.
Giselle quedó en silencio. Podrá tener razón pero no le iba a dar el beneficio de regodearse.
— Dije que intentaré tu app. Tal vez me guste.
— Excelente. Voy a ir a mis prácticas. Espero te guste, me esforcé mucho.

Y después de despedirse, Giselle decidió meterse. Le gustó más de lo que creyó, sin embargo habían cosas muy variadas en la aplicación. Desde sus propios gustos a pensamientos de gente muy sola. Se metió a uno en particular, pues tenía de perfil a su personaje favorito.

— Wow, qué persona tan dramática.

Querer sin dañarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora