Primera Cita

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Guillermo estaba nervioso, no sabía como vestirse, así que recurrió al que mejor se vestía en Karmaland, Samuel. Este no dudó en ayudar a sus mejores amigos y Willy no sabía que el de peli negro había estado en la casa de su cita, ayudándole con el mismo problema.

-Ahí creo que Estás bien. - Dijo Samuel alejándose de Guillermo para inspeccionar la ropa. - Sip, está bien. Terminé mi trabajo ¿Y mi hierro? - Willy debía admitir que estaba bastante bien, llevaba su típica boina, en vez de tener su pelo sobre su cara, lo tenía con el flequillo únicamente hacia un lado, una remera negra, pantalones del mismo color y un abrigo por las dudas, el abrigo era color negro y tenía mucho pelo de algún animal.

- Gracias, Vegetta. - Dijo Guille mientras se acercaba a un cofre y sacaba la paga de su amigo, un Slot lleno de Hierro.

- Oye, si la paga sigue siendo tan buena, vendré a ayudarte en cuanto tengas una cita, Romeo. - Dijo Samuel aguantándose la risa. Willy lo sacó de casa y miró la hora, le quedaban quince minutos de sobra, contando la hora a la que se encontrarían. Guille le mandó un mensaje a Fargan avisándole que iría a buscarlo a su casa, el otro chico aceptó de mala gana.

Rato después de caminar, llegó hasta su destino y se sorprendió al ver a Fargan a punto de cruzar el río. El chico llevaba una remera amarilla de rayas negras, en el pecho tenía una apertura con forma de Triángulo mostrando su pecho y una calza negra junto a sus zapatillas blancas.

- Buenas, mi querido Búho. - Al decir esas palabras, Fargan sintió su corazón ir más rápido y se dió cuenta de que Samuel no le había devuelto su máscara, por lo que ahora todos podrían ver su cara. - Ven, tengo algo planeado.- Ambos chicos iban a cenar en un restaurante de la ciudad, luego irían a alguna montaña cercana a la casa de Fargan verían las estrellas y lo dejaría en casa para cuando se hiciese más o menos las doce, el toque de queda, desde los últimos robos al pueblo y algunos integrantes.

Todo iba en orden, hasta que la noche cayó y el frío, junto a la nieve empezó a llenar las calles de Karmaland. Fargan empezó a titiritar, junto a Willy que se encontraba completamente bien y no sentía ningún tipo de frío. En un acto caballeroso, se sacó el abrigo negro y de lo puso sobre los hombros a Fargan, que se sonrojó y no por el intento de su sistema de mantenerse cálido, fué porque el siempre se había imaginado en esa imagen junto a Willy, pero está ilusión de rompió cuando el Albino lo rechazó rotundamente. Los ojos de Fargan se llenaron de lágrimas y algunas empezaron a hundir la nieve bajo sus pies.

- ¿David? - Preguntó Guille confundido, ya que nunca había visto llorar al otro chico. - Joder,¿La cagué? ¿Hice algo mal? - Intentó acercarse al chico para ver su cara, pero este la levantó antes que el se pudiese acercar más. Vió la cara de David, sorprendido por la expresión y la belleza del chico. David estaba llorando, pero lo raro es que mantenía una sonrisa en su rostro.

- Gracias, Guille, Gracias. - Dijo David antes de Seguir caminando, dejando a Willy enfrente de una tienda y confundido, siguió al otro chico.

- ¿Quieres salir otro día? - Preguntó Guille jugando con sus dedos al lado del otro chico, sintió una mano en su pera, haciéndole levantar la cabeza, dejándolo frente a frente con David, que tenía una sonrisa en su boca y sus ojos cerrados, Este chico, lo besó, con tanta suavidad, como ambos habían imaginado tantas veces.

- Por supuesto, Guille, yo encantado. - Dijo David al separarse de la cara del Albino, viendo sus sonrojase rostro por lo recien ocurrido, le dió un beso en el cachete y se fué caminando a su casa, dejando al Albino saltando sobre la nieve, más feliz que nunca. Ambos regresaron a casa y suspiraron enamorados, David había aceptado haber caído en las redes tan finas del corazón de Guillermo y este, aceptó que amaba al chico con locura y lo feliz que lo hacia sentirse.

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