Doce

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[Tony organiza una fiesta con motivo de año nuevo en su mansión. Al faltar pocos minutos para despedir el año viejo, Stark se encierra en su laboratorio de manera repentina y sin aparente explicación.

Alguien toca la puerta de cristal y no sabe si responder.]

Por todo el lugar habían personas bebiendo alcohol u otros líquidos que podían servirse.

Incontables risas hacían eco en todo el gran salón decorado con temática de fin de año.

Se estaban divirtiendo y esa era la razón más importante por la que había organizado la fiesta, y aunque había otra más, no era tan relevante.

Solo confesar ese algo que lo oprimía a una persona especial.

Eran las 10:46 de la noche, solo faltaban 74 minutos para despedir el año viejo.

Dio una rápida mirada al lugar e inconscientemente sonrió por el éxito que tenía la reunión.

Habían policías, soldados, científicos y agentes conversando con sus familiares o amigos. Merecían un descanso por todo el arduo trabajo que realizaban.

Mientras buscaba con la mirada a una persona rubia, no pudo evitar detener su atención en Bruce y Natasha. El hombre conversaba de manera fluida con la otra persona, se encontraban cerca a la barra del minibar conversando con la confianza que se alcanza al traspasar la barrera de la amistad.

Siguió recorriendo el hogar, pero no tuvo progresó. Al único rubio que presenció fue a Thor que charlaba de manera animada con Jane, Erik y Darcy, aunque no los conocía lo suficiente, sabía que le causaban felicidad al dios del trueno.

Continuó la búsqueda hasta parar en Clint, quien estaba sentado en uno de los sofás con Laura y sus hijos, el aura que emanaban era el de una familia feliz.

Sintió calidez cuando escuchó las risas de Pietro y Wanda que Visión trataba de entender.

Todos estaban emocionados con la pequeña junta. Todos estaban ahí. No, no todos.

Lo vio llegar de un momento a otro, con tal cautela que parecía haber estado en el lugar desde el inicio.

Pisó el suelo de su lujosa mansión con el paso ligeramente nervioso, como si el estar rodeado de una multitud lo incomodara.

Stark no lo entendía, había sido testigo de como el hombre se camuflaba en eventos de alta gama cuando tenían misiones en cubierto, se expresaba y actuaba con cierta elegancia imposible de copiar.

Aunque era un asunto completamente diferente cuando asistía a cualquier reunión fuera del trabajo. En esos eventos informales lucía un poco tenso y atemorizado. Definitivamente era un hombre extraño.

Era Steve Rogers.

Era la persona a quien ansiaba ver.

Vestía una camisa azul junto a un chaleco negro y una corbata roja, el conjunto le quedaba muy bien y combinaba con la barba y cabello que había dejado crecer.

Cuando llegó, buscó un vaso con agua y después de saludar a varias colegas, empezó a conversar con algunos agentes que se encontraban en el salón. Se notaba sereno, tal vez esa era su oportunidad de por fin expresar los sentimientos que lo perseguían.

Tony estaba tan sumido en sus pensamientos que no se percató del momento en el que unos ojos azules lo miraron estáticamente.

El capitán sonrió de forma evidente, se levantó de su asiento y dio disculpas cortésmente a los hombres con los que había hablado.

Beso a las doce [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora