MUERDAGO

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Era raro, Dazai le había pedido que lo acompañara a buscar algunas cosas para la próxima festividad (por lo general solo buscaría la manera de dejarle el encargo y luego dedicarse a holgazanear), y por alguna extraña razón se estaban alejando del área urbana.

Era un bosque bastante frondoso donde de apoco se estaban internando. Si bien no sentía miedo si se estaba poniendo un poco inquieto y no precisamente por el lugar. Era algo que le venía sucediendo cada vez que se encontraba a solas con su superior. Si bien conocía perfectamente el motivo de sus nervios eso no impedía que le jugaran en contra haciendo más difícil ocultar sus sentimientos.

No sabría decir en qué momento fue que su gran admiración se transformó en amor. Solo estaba seguro de que había sucedido y que debía lidiar con sus sentimientos sin que nadie se diera cuenta, muchísimo menos el destinatario de ellos o al menos esos eran sus planes hasta esa misma tarde

-Bien Atsushi kun, debemos recoger ejemplares de cierta planta para la decoración de la oficina y debe ser una muy buena cantidad o sino Yosano san y Naomi nos van a asesinar a los dos- al peligris no le sorprendió el gesto de temor que cruzo la cara del mayor, las mujeres que los rodeaban eran temibles cuando se molestaban.

- ¿Para conseguirlos no tendríamos que ir a una florería o un invernadero? -

- Esa sería la opción más lógica pero como necesitamos una gran cantidad y que sean bien frescos los ejemplares pensé que mejor los buscábamos y extraíamos de la misma naturaleza- Atsushi suspiro de forma resignada, discutir con el mayor cuando se le metían este tipo de ideas era inútil.

-Muy bien Dazai san solo dígame que planta y como es para poder buscarla- al chico le pareció raro el gesto complacido del mayor que parecía ver algo un gran tesoro (o una buena rama para colgarse).

-Mira que hábil eres Atsushi kun, ya encontraste un buen racimo. Espera un minuto no te muevas. - y sin perder un segundo se colocó frente al joven tigre a quien los nervios estaban haciendo temblar como gelatina.

-Justo sobre ti esta lo que buscamos- aprovechando la diferencia de altura y que el joven levanto la cabeza para observar lo mencionado por su superior el castaño aprovecho para capturar los labios del tigre quien abrió los ojos sorprendido, no solo por la repentina acción también por el muérdago bien adherido a la rama que se ubicaba sobre ellos, su cerebro intento procesar la situación, pero desistió cuando los brazos del mayor lo envolvieron apegándolos lo más posible. Un minuto, una hora, un año, un segundo no tiene idea de cuánto tiempo fue, pero lo disfruto plenamente (tal vez no pudiese repetir la experiencia).

Cuando se separaron el peliplata agacho la mirada avergonzado mientras su mente relacionaba la vegetación con cierta tradición de la época, mientras el castaño se relamía los labios más que satisfecho y disfrutando de la repentina timidez de su subordinado.

-Nunca creí que disfrutaría tanto de esta vieja costumbre, por una vez voy a agradecer a Yosano san por insistir en estas cosas, aunque... voy a tener que buscar una manera de que solo yo pueda besar a Atsushi kun durante la fiesta. Ya sé, si me mantengo pegado a ti toda la noche cada vez que estés cerca de un muérdago seré el único que pueda besarte- las orejas del tigre se tornaron de un tono rojizo demostrando cuanto se había avergonzado el joven ante ese comentario, aunque también le avergonzaba un poco el que el castaño se comportara como un niño pequeño en momentos como ese, pero así lo quería, y por eso luego de un profundo suspiro decidió arriesgarse

-No me molestaría que te la pases pegado a mí y no solo durante la fiesta...-

-Awww que linda manera de pedirme ser tu pareja. Me encanta la idea de tener la exclusividad de los besos, la atención y el corazón de Atsushi kun. Ahora sé...- no pudo terminar su frase pues el menor volvió a unir sus labios en un suave y casto beso. Al separarse el mayor estaba completamente sin habla

- La tradición es la tradición Osamu y ahora eras tú el que estaba bajo el muérdago ... ahora que tal si continuamos- y con una gran sonrisa se alejó del aun sorprendido suicida. Debían cumplir con el encargo. Luego podrían discutir los detalles de su nueva relación.

DazAtsu ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora