AÑO NUEVO

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Otro año estaba finalizando. Y el nuevamente había fracasado en su deseo de acabar con su vida. ¿Hace cuanto que lo intenta? ¿Cuándo fue la primera vez que lo deseo? ¿Que fue exactamente lo que le produjo ese insano desprecio por su vida? ¿Que lo arrastro hacia el desencanto del mundo que lo rodeaba?

Ya no lo recuerda. Lo único que persiste en su ser es la necesidad de continuar intentando abandonar el mundo de los vivos.

O al menos así había sido así hasta que se cruzó con él. Error, lo más correcto era decir hasta que él lo arrastro de regreso a la orilla (a la vida) impidiendo que se ahogara. No va a negar que lo enfado que frustraran sus planes, pero eso se desvaneció casi de inmediato al ver la sincera preocupación en esos orbes bicolor. Cuando lo detallo un poco más se dio cuenta de que su Salvador era un simple joven al que no le estaba yendo muy bien y eso despertó una pequeña chispa de curiosidad.

Cuando le pidió su ayuda para completar su trabajo solo era una forma de confirmar sus sospechas y de paso ver que más había tras esa actitud temerosa.

La conversación en la bodega lo hizo querer saber más y si podía ayudarle, aunque sea un poco, así que lo incorporo a la agencia. Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y la curiosidad por el peligris iba en aumento, así como un sentimiento de admiración y orgullo (y aunque se negara a aceptarlo un fuerte y sincero cariño) por el joven. Atsushi era todo lo opuesto a él. Aunque el tigre fue maltratado y despreciado durante casi toda su vida aun deseaba vivir, deseaba ayudar, ser útil y reconocido por los demás. A diferencia suya Atsushi no se rendía ante la vida ni ante la crueldad del mundo. Gracias a eso la pequeña Kyouka los acompañaba ahora.

Eso hacía que otra vez se cuestionara ¿que había echo el mundo para decepcionarlo tanto? ¿O el simplemente decidió rendirse demasiado pronto?

-Dazai san, kunikida san nos mandó a comprar las cosas de la fiesta. -

- Oh Atsushi kun, estoy algo cansado ¿puedes hacerlas tu solo verdad? - y uso su mejor sonrisa con su subordinado.

- Nada de eso. No importa cuanto lo ruegue esta vez no se escapa. No voy a ser regañado otra vez por dejarlo hacer lo que quiera. - eso sorprendió un poco al castaño (por lo general nunca le negaba nada). Hasta que lo vio fijamente. Otra vez podía notar una sincera preocupación hacia su persona. ¿Acaso se había dado cuenta de lo que estaba pensando? No entendía. Y hace tiempo dejo de tratar de entender que impulsaba al chico a cuidar de su persona y mucho menos de cómo podía descifrar tan fácilmente sus intenciones autodestructivas, porque sí, el primero en descubrir cuando planeaba un nuevo intento de muerte era el tigre y siempre se aparecía en el momento oportuno para impedírselo.

Tuvo que detener ese análisis mental cuando sintió que era tirado del brazo.

- ya dejé de perder el tiempo, si lo hacemos rápido podrá regresar y holgazanear mucho antes- y sin poder discutir se vio obligado a acompañarlo.

Comida, bebidas, algunas decoraciones, postres y algunos utensilios. Ya con la lista de compras completa emprendieron el regreso. El castaño no podía negar que era agradable pasar el tiempo con el menor más aun cuando era para cumplir alguna tarea, ver el rostro del tigre satisfecho por la labor terminada era uno de sus mayores placeres.

La agencia se haba vestido de gala prácticamente para esa noche para recibir el nuevo año. El ambiente animado no lo estaba contagiando o eso había sido hasta que los dos novatos cruzaron la puerta, el solo ver a su subordinado con una amplia sonrisa en el rostro le generaba una casi igual a él. Con el pasar de los minutos prepararon las copas y cuando dieron las doce brindaron y se desearon un buen año. Esa era la frase que todos se repetían en el brindis grupal y empezaron salir para verle el espectáculo de fuegos artificiales, él era el último en salir o eso había creído pues frente a él y con su copa en mano estaba parado Atsushi quien pronunció un deseo muy diferente

-que el próximo 31 de diciembre pueda brindar con usted nuevamente- y suavemente choco la copa con la suya. Se dio la vuelta y salió a reunirse con todos los demás. Dejando a un sorprendido castaño.

La sinceridad del deseo de su subordinado lo paralizo por unos segundos, luego solo pudo sonreír.

-si sigues a mi lado cuidándome seguro llegare hasta ese día. - no podía asegurar que no volveria a intentar quitarse la vida, pero se prometió así mismo esforzarse para cumplir el deseo al menor.

DazAtsu ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora