Capítulo 4: Todos

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En la capital, la tarde de antes de la ejecución de He Zhao, en los calabozos del castillo, en una de sus celdas se encontraba el mariscal, con el pelo revuelto. Estaba apoyado en la pared del fondo mirando al suelo; entonces se escucharon unos pasos que se iban acercando.

-          Aquí, señor.

-          De acuerdo, márchese.

-          ¡sí señor!

Hua  Tuo estaba al otro lado de los barrotes viendo a He Zhao ahí tirado..

-          Hola...-Dijo con una voz algo tímida Hua Tuo.

He Zhao levantó la mirada, pero luego la dejó caer.

-          ¿Qué quieres?-Le preguntó el mariscal afligido.

-          Solo venía a ver como estabas.

-          Me la han arrebatado de mis manos...-Susurró He Zhao.

-          ¿Qué has dicho?

He Zhao se miró las manos y a continuación las dejó caer, como si estuvieran muertas.

-          No la podré recuperar...

-          Mariscal... ¿Por qué no estaba en su casa en el momento del ataque?-preguntó Hua Tuo.

-          Tenía una misión...

-          ¿Qué misión eran tan importante para abandonar a su familia?

-          Los barcos... fui a investigar los barcos...-Decía completamente destrozado He Zhao. La voz que le salía, parecía la de un muerto, no trasmitía ningún tipo de sentimiento, siempre con el mismo tono.

-          ¿Qué había en los barcos?

-          Nada...

Hua Tuo puso cara de estar pensando, entonces dijo con voz baja "Que raro", entonces empezó a deslizar un dedo por uno de los barrotes.

-          Si Su Lia fue la primera en saber de los barcos... ¿Por qué enviaría a He Zhao, a ti, a investigarlos? ¿Por qué no ir ella directamente? Además, parece que los barcos fueron limpiados, sabían que alguien iba, o peor aún, solo eran un cebo-Dijo Hua Tuo hablando consigo mismo en voz alta.

En ese instante el mariscal alzó la mirada.

-          Parece  como si Su Lia hubiera querido que te fueses de la capital durante un tiempo... no cabe decir que ella fue quien presentó las pruebas, sobre la supuesta traición del mariscal. ¡Un momento! Y si aquellas pruebas eran falsas... no puede ser...

-          Su Lia... Su Lia... ha sido ella... ¡¡Ella ha matado a He Xiang!!-Gritó lleno de ira He Zhao.

El prisionero se levantó y corrió hacia los barrotes, trató de zarandearlos y partirlos con su propia fuerza, pero como era obvio, no podía.

-          Tranquilo... tranquilo-Trataba de calmarle Hua Tuo, pero el otro hombre no le hacía ningún tipo de caso, tan solo pensaba en salir de la cárcel, ya que por fin tenía las ideas claras, matar al asesino de su mujer.

Hua Tuo le miró a los ojos y por un momento le pareció ver un demonio en persona que quería saciar su sangre de cualquier manera, por esta razón cayó al suelo algo asustado.

-          He Zhao, debes calmarte... yo quiero ayudarte.

Aquellas palabras no llegaban, entonces tres soldados bajaron a las mazmorras con tres lanzas, por el ruido que había. Sin ningún tipo de reparo comenzaron a golpear a He Zhao para que se callase.

El romance de los siete reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora