uno

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  "Me dijeron que el amor es peligroso, una vez que caes en él, nunca obtienes suficiente"




     La historia de amor de Namju y Seojin era muy linda.

Se conocieron desde niñas, mejores amigas en la escuela primaria, siempre rodeadas de risas, dulces tardes en sus hogares, pijamadas hasta tarde confesándose secretos e inclusive pasaban veranos enteros juntas colándose en las vacaciones familiares. Porque para sus respectivos padres, ahí había un cariño de hermanas, una cercanía única entre dos niñas que continuó hasta los últimos años del instituto.

Tenían tanto de conocerse, que a los ojos del resto, eran tan compatibles que hasta se comunicaban con una sola mirada.

Esa era la impresión que siempre le daban a Jeongsuk.

Les conocía desde dos años atrás, el tiempo suficiente para haber apreciado perfectamente la relación de sus dos amigas, las mismas que conoció gracias al taller de canto de la escuela, en el salón en el que se encontraba esa tarde.

Jeongsuk, la menor del grupo de amigas, esperaba al profesor, sus piernas balanceándose sobre el suelo y la mejilla pegada al frío escritorio de su pupitre. Atrás de ella, unos chicos entonaban calentando sus voces, el maestro llegaría tarde así que muchos del taller harían lo mismo. La espera se le haría eterna, desde que quedó sola en el instituto, todo era más aburrido.

Al menos así era hasta que por esa puerta caminara quien revoloteaba en su mente todo el tiempo. El solo recordar su sonrisa le hizo sonrojarse, ocultando su rostro entre sus manos mientras su corazón se alteraba. Qué vergonzoso era sentirse de ese modo. Jamás le había pasado, ¿Estaba sonriendo de solo recordar cómo el día anterior le había comprado su amada banana-milk? Sí, Jeongsuk acarició su boca notando que había una sonrisa luchando por salir.

Sacó del bolsillo de su sudadera su teléfono celular, buscando un contacto con un solo pensamiento en mente. Necesitaba ayuda, necesitaba que alguien le dijera qué hacer. Necesitaba a sus unnies.






     Tal y como lo pidió, apenas salió de su taller de canto vio a su amiga parada en la entrada de la escuela resaltando entre el resto de jóvenes gracias a su belleza y a que no portaba uniforme, sino un pantalón negro rasgado en las rodillas, una blusa con estampado de fresas apenas siendo perceptible bajo el largo y elegante abrigo blanco. De un tono similar a su blusa, el cabello rosado y largo estaba trenzado, su flequillo rebotando cuando levantó su vista buscando entre el resto de chicas a Jeongsuk.

La peli negra levantó el brazo saludando de lejos a su unnie, apreciando la amplia sonrisa que surgió de los labios gruesos de Seojin —¡Hola Jeongsukkie! —gritó empezando a avanzar para encontrarla a medio camino y abrazarla— Te dije que en cuanto saliera me verías, tu unnie siempre cumple, a que sí.

El abrazo se apretó haciendo reír a la menor, quien decidió regresársela y aplicar más fuerza en sus brazos, ganándose un quejido de Seojin » ¡Ah, me lastimas! —le soltó entonces apartándose unos pasos para ver a la mayor acariciar su cintura— Auch, ¿Desde cuándo eres tan fuerte?

Ya gané mi cinta roja en taewondo. —adoptó una pose de pelea haciendo reír a la peli rosa, solo le revolvió el cabello y entrelazó su brazo con el de la menor, ignorando sus quejidos y como trató de zafarse. A veces olvidaba que también Seojin tenía mucha fuerza y le gustaba caminar siempre de esa manera.

/Counting on you/ BTS FEM-AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora